InicioDeportesPor qué Kevin Durant rechazó volver a los Warriors 

Por qué Kevin Durant rechazó volver a los Warriors 

Aunque Golden State intentó repatriar a Kevin Durant antes de su traspaso a Houston, las tensiones pasadas con el entrenador Steve Kerr habrían sido decisivas para que el alero descartara un segundo capítulo con los Warriors. Su negativa revela fricciones aún latentes y confirma un patrón de choques con entrenadores a lo largo de su carrera. 

Kevin Durant y Golden State Warriors: una historia de éxito con heridas sin sanar 

El regreso de Kevin Durant a los Golden State Warriors parecía una posibilidad real en la pasada fecha límite de traspasos. El equipo de San Francisco, en su intento por volver a la élite del Oeste, se interesó fuertemente en recuperar al dos veces MVP de las Finales, con quien ganaron dos campeonatos (2017 y 2018). Sin embargo, ese esperado reencuentro nunca se materializó, y el alero terminó siendo enviado a los Houston Rockets.

¿Qué pasó? 

Según el periodista Logan Murdock de The Ringer, una de las razones principales detrás del rechazo de Durant fue el propio Steve Kerr. Aunque públicamente se ha hablado más de su conflicto con Draymond Green como motivo de su salida en 2019, fuentes de liga aseguran que Durant tenía profundas diferencias con la filosofía ofensiva de Kerr, incluso durante su última temporada en la Bahía. 

Murdock explica que Durant expresó, tanto en privado como públicamente, su frustración con el estilo de juego del técnico, especialmente por su énfasis en el movimiento de balón colectivo, que a veces chocaba con la naturaleza más individual y creativa del juego de Durant. Aunque ambos han mantenido apariencias de reconciliación, la desconfianza habría pesado más que el pasado compartido. 

Un patrón que se repite: Durant y su historial de roces con entrenadores 

Lo sucedido con Kerr no es un caso aislado en la carrera del hoy jugador de los Rockets. Durant ha tenido conflictos similares en sus últimos destinos. En Brooklyn, sus diferencias con Steve Nash fueron uno de los detonantes de una etapa marcada por la inestabilidad. Más recientemente, en Phoenix, tampoco logró sintonizar con el nuevo entrenador Mike Budenholzer, dejando clara su dificultad para adaptarse a estructuras muy rígidas o sistemas de control excesivo. 

Estos antecedentes refuerzan la percepción de que Durant prefiere entornos donde pueda ejercer mayor autonomía creativa, algo que, en su opinión, Golden State no le ofrecía plenamente bajo Kerr. Su negativa a volver no se basa en resentimientos personales, sino en una visión competitiva sobre el tipo de juego en el que mejor encaja. 

El plan B de los Warriors y la nueva era de Durant en Houston 

Ante la negativa del alero, los Warriors optaron por un movimiento igualmente sonado: adquirieron a Jimmy Butler III, buscando combinar su liderazgo con Stephen Curry y Draymond Green para intentar otro asalto al título. Aun así, fueron eliminados en segunda ronda por los Timberwolves.

Durant, por su parte, llegó a unos Rockets con récord de 52-30 y aspiraciones serias en el Oeste. Aunque fueron eliminados por los propios Warriors en primera ronda tras forzar un Juego 7, la llegada del veterano representa un giro audaz en la reconstrucción de Houston. El traspaso incluyó a Jalen Green, Dillon Brooks, el pick 10 del Draft 2025 y cinco selecciones de segunda ronda, evidenciando el valor que aún conserva Durant a sus 36 años. 

Una historia que no se cierra: Durant, Kerr y la narrativa inconclusa de los Warriors 

La negativa de Durant no solo dejó a Golden State sin su regreso estelar, sino que también destapó nuevamente las grietas de una relación que, aunque gloriosa en los resultados, siempre fue más frágil de lo que parecía. El contraste entre el respeto mutuo y la incomodidad táctica sugiere que, a veces, ni los campeonatos alcanzan para cicatrizar ciertas diferencias. 

En un escenario donde la franquicia sigue girando alrededor de Curry, y evalúa qué hacer con piezas como Jonathan Kuminga, el pasado reciente vuelve a marcar el presente. Y aunque Kerr y Durant siguen escribiendo páginas valiosas en sus trayectorias, parece claro que lo suyo fue una alianza con fecha de caducidad. 

Lo que pudo ser una reunión de leyendas, terminó siendo una oportunidad perdida por diferencias irreconciliables. Y en la NBA, donde el ego, el talento y la visión de juego coexisten en frágil equilibrio, esas decisiones definen legados.