Un nuevo estudio científico apunta directamente al cerebro como el “culpable” de que sintamos hambre o sed. Investigadores descubrieron un grupo de neuronas ubicadas en la amígdala (una parte clave del cerebro) que son responsables de enviar esas señales que nos impulsan a comer o beber.
El experimento, hecho en ratones, logró cosas impresionantes: cuando activaban estas neuronas, los ratones bebían más, y cuando las apagaban, bebían menos. También encontraron neuronas que no solo activaban la sed, sino que también influían en el hambre.
Los científicos usaron una técnica llamada optogenética, que permite encender o apagar neuronas usando luz, lo que les permitió ver cómo afectaba eso al comportamiento. Incluso lograron que los ratones prefirieran bebidas que antes rechazaban, solo estimulando esas zonas cerebrales. Sí, así de poderoso es el cerebro.
Aunque el estudio se hizo en ratones, los expertos creen que la estructura cerebral es similar en humanos, por lo que este hallazgo podría ayudarnos a entender por qué algunas personas comen o beben más o menos de lo necesario, y cómo influyen las emociones en eso.