¿De verdad Juan Soto no merece su contrato? ¿Te parece decepcionante? Espera a ver qué dicen los números avanzados. Análisis al bateador más dominante que aún no ha sido recompensado.
Aunque los números tradicionales no cuentan una historia brillante, las estadísticas avanzadas revelan que Juan Soto está teniendo una temporada ofensiva de élite. ¿Por qué entonces sus resultados parecen no acompañarlo? Un análisis sin filtros sobre uno de los
talentos más incomprendidos (y valiosos) del béisbol actual.
Seguir a Juan Soto esta temporada se ha convertido en una experiencia frustrante incluso para quienes más lo admiran. Cada noche vemos swings sólidos, turnos pacientes, batazos que suenan a doble… pero que terminan en guante. Y es ahí donde nace la discordia: ¿estamos viendo a un jugador de $765 millones… o solo a un generador de estadísticas bonitas sin impacto real?
Las redes no perdonan.
Muchos fanáticos y hasta analistas cuestionan si Soto está sobrevalorado, si es “solo un buen bateador” sin herramientas completas, si vive del pasado. Otros lo acusan de no ser líder, de no empujar carreras, de “no parecer una estrella”. Y lo cierto es que, a simple vista, es comprensible: no roba bases, no brilla con el guante, no corre como Tatis ni tiene el fuego de Acuña. Pero el béisbol no siempre se trata de cómo luces, sino de cuánto produces. Y esa diferencia, aunque sutil, lo cambia todo.
Un MVP que no parece uno… todavía
Cuando se observa el rendimiento de Juan Soto en la temporada 2025 desde las métricas más visibles —promedio de bateo, cuadrangulares o carreras impulsadas— su impacto parece estar lejos de justificar el contrato más alto del béisbol. Pero basta con mirar un poco
más profundo para descubrir que Soto podría ser, irónicamente, el bateador más dominante e ignorado del año.
El dato que lo cambia todo: xwOBA
El béisbol moderno ya no se limita a contar hits. Hoy existen herramientas que nos dicen no solo qué pasó, sino qué debió pasar. Y ahí entra en juego una métrica llamada xwOBA (expected weighted on-base average), que mide la calidad del contacto (velocidad y ángulo)
para estimar lo que un jugador merece según cómo bateó la pelota.
Juan Soto tiene un xwOBA de .428, lo que lo ubica en el percentil 99 de toda la MLB. Es decir: batea con la misma calidad que Ohtani, Judge y Schwarber. Pero su producción real (wOBA) es apenas .359. Una diferencia de -0.069 que no puede explicarse solo por mala suerte. Estamos ante un jugador que está haciendo todo bien, pero los resultados aún no lo reflejan.+
Golpea fuerte. Muy fuerte.
Soto no está solo cumpliendo, está rompiendo. Sus números de calidad de contacto son contundentes:
● Velocidad de salida promedio: 93.7 mph (percentil 94)
● % de batazos duros: 55.5% (percentil 96)
● Barrels: 14.2% (percentil 86)
Esto significa que más de la mitad de sus conexiones son consideradas de “alta peligrosidad”. Son pelotas que, en promedio, resultan en dobles, jonrones o extrabases. Sin embargo, muchas de estas están cayendo en guantes o siendo neutralizadas por contextos
desfavorables.
No persigue, no falla. Solo espera el picheo correcto
Una de las cualidades que define a Soto es su capacidad para controlar el plato. En 2025:
● Solo persigue picheos fuera de la zona en un 15.1% de los casos (el mejor de toda
la MLB).
● Su porcentaje de boletos es de 17.1% (percentil 98).
Es decir, tiene uno de los ojos más finos del béisbol actual. Este tipo de bateador no solo es difícil de ponchar, también obliga a los lanzadores a retarlo constantemente. ¿Su único talón de Aquiles? El ángulo de salida. Hay un dato que explica parte del problema: solo un 29.7% de sus batazos caen en el llamado «sweet spot», es decir, en el ángulo óptimo para que la pelota viaje lejos o caiga entre los jardineros.
Esto no significa que está mal físicamente, sino que hay un pequeño desajuste entre la potencia y la dirección del contacto. En otras palabras, golpea fuerte, pero no siempre de la manera más efectiva.
¿Y su defensa? No ayuda.
En el jardín, Juan Soto ha sido una pieza neutral o incluso negativa:
● Outs por encima del promedio (OAA): -5 (percentil 5).
● Velocidad al correr: 25.8 ft/s (percentil 17).
Soto no compensa su falta de producción ofensiva (momentánea) con defensa o velocidad. Pero esto no es nuevo en su perfil, y nunca ha sido lo que se espera de él. Su bate es su carta de presentación. Y esa carta sigue intacta.
¿Qué nos dicen las tendencias?
Si vemos su desempeño ofensivo a lo largo del año en promedios móviles, notamos que su xwOBA se ha mantenido estable por encima de .400. Esto no es un pico de una semana. Es una constante. Y cuando las estadísticas avanzadas se mantienen así de firmes, los resultados suelen llegar eventualmente.
¿Vale lo que cobra? Sí. Pero el tiempo lo dirá
Muchos se preguntan si Juan Soto merece su contrato. Pero esa pregunta tiene trampa: el
valor de un bateador no siempre está en lo visible. Sí, Juan Soto no es un jugador de “cinco herramientas”. Pero cuando una de esas
herramientas —el bate— está afinada con la precisión de un cirujano, no necesitas las otras cuatro para ser élite. Su capacidad para embasarse, generar contacto duro y dominar la zona de strike está en un nivel reservado para leyendas.
¿Vale lo que gana?
Si sus resultados se alinean con la calidad de sus turnos, no solo lo vale: lo vale con intereses. Si confiamos en lo que realmente mide la calidad ofensiva hoy, Soto está produciendo como un MVP silencioso. Solo necesita que el universo le dé un poco de justicia.
En el béisbol, el azar puede disfrazar a un grande de promedio. Pero los números, esos que lo han visto desde 2018 hasta hoy, siguen diciendo que Juan Soto es especial. Pero el tiempo pasa, los fans no esperan, y los medios necesitan héroes visibles. Y ahí está
el dilema: Soto está jugando un béisbol avanzado en una liga que todavía premia lo inmediato. Es incómodo de seguir porque su grandeza es silenciosa, técnica, oculta tras números que no todos entienden. Quizá por eso es tan criticado. Porque no se siente como una superestrella, aunque sus estadísticas griten lo contrario. Y eso no lo hace menos valioso… solo lo hace más complejo.
Y más fascinante.