Cada inicio de clases es como abrir un libro en blanco. Sueños viajan en mochilas recién estrenadas, con uniformes que aún huelen a nuevo y lápices que esperan su primera palabra.Este nuevo año escolar 2025-2026, en República Dominicana, trae más que entusiasmo: viene con un lema que es un reto compartido —“Educar es compromiso de todos”.
Y no es una frase lanzada al aire. El regreso de la materia de Moral y Cívica dentro de la jornada extendida recuerda que la educación no se mide solo en pruebas de matemáticas o lectura, sino también en la enseñanza de valores, en la formación de ciudadanos que entiendan la importancia de convivir, respetar y participar.
La magnitud del esfuerzo gubernamental es enorme: más de 2.6 millones de estudiantes se sientan en las aulas este año, y de ellos, tres cuartas partes lo hacen en el sector público. La tanda extendida sigue creciendo: hoy alcanza a 1.3 millones de alumnos, cifra que evidencia un salto notable frente a la realidad de hace apenas cinco años.
El gobierno ha trazado cuatro ejes para sostener este andamiaje. La calidad del aprendizaje aparece en primer lugar: alfabetización temprana, matemáticas reforzadas con robótica e inteligencia artificial, y un enfoque STEAM que pretende abrir la mente de los jóvenes al futuro.
Otro eje es la empleabilidad. Porque la educación que no abre puertas se convierte en frustración. La apuesta es más inglés, más formación técnica y profesional, más programas que preparen tanto a jóvenes como a adultos para un mercado de trabajo cambiante, demandante y competitivo.
El tercer eje toca la inclusión. El transporte escolar nacional (TRAE) ya mueve casi dos mil autobuses en 660 rutas, con unidades adaptadas para estudiantes con discapacidad. A esto se suman los kits escolares y la seguridad del alimento diario para todos, porque nadie aprende con hambre. Lo que antes alcanzaba a unos pocos, hoy busca llegar al cien por ciento.
El cuarto eje se concentra en valores, identidad y ciudadanía. Aquí vuelve a tener sentido la reincorporación de Moral y Cívica, junto con programas de cultura de paz y liderazgo estudiantil. La escuela no es solo un lugar para aprender a sumar y restar, sino para ensayar la vida en sociedad.
No todo es estructura: también están los rostros de los maestros. Este año son casi 144 mil docentes y más de 8 mil nuevos administrativos, respaldados por jornadas de capacitación que recuerdan que enseñar también es aprender continuamente.
Además, en esta vuelta a clases se suman beneficios directos que se han ideado para aliviar los bolsillos de las familias y devolver a las aulas a quienes un día se quedaron fuera. Son los programas sociales Bono a Mil y Vuelta a la Escuela.
La educación es siempre una carrera de fondo. Los avances en transporte, alimentación y dotación escolar muestran un rumbo, pero el verdadero desafío es mantener la constancia.
Hoy, cuando decimos que “Educar es compromiso de todos”, hablamos de un pacto más grande que el inicio de un calendario escolar. Se trata de un acuerdo silencioso entre padres, maestros, autoridades y estudiantes. Porque cada niño que entra a un aula es un proyecto de futuro. Y ese futuro, como todo lo que vale la pena, solo se construye entre todos.