Por EsquinaRD
Durante la discusión del nuevo Código Penal, la diputada Altagracia de los Santos pronunció una frase que generó indignación en redes y fuera del Congreso:
“Usted se casó para tener relaciones sexuales. Nadie se casa con una momia ni un robot.”
Lo dijo en referencia al artículo 135, que trata sobre la violación, sugiriendo que hay que tener cuidado con permitir que una mujer denuncie a su pareja por relaciones no consentidas. Según su lógica, algunas lo harían “porque no pudieron chapearlo” y por venganza terminarían acusándolo falsamente.
Aunque puede parecer solo una frase desafortunada o “sacada de contexto”, lo que dice (y cómo lo dice) revela algo más profundo y preocupante.
- El consentimiento no se firma en el acta de matrimonio
Estar casado no significa que todo está permitido. El consentimiento sexual debe existir en cada momento. Si no hay deseo, si hay presión, si hay miedo, no hay consentimiento.
Negar que una persona pueda decir “no” dentro de su matrimonio es justificar que el abuso es parte de la relación. Y eso, en cualquier sociedad, debería ser inaceptable.
- Usar el “chapéo” como excusa para deslegitimar denuncias
Decir que una mujer podría denunciar violación solo porque no consiguió dinero, regalos o beneficios de su pareja, es acusar sin pruebas y sembrar desconfianza hacia las víctimas reales.
Este tipo de discurso crea un ambiente donde las mujeres sienten que nadie les va a creer si son abusadas. Es una forma de silenciar antes de hablar.
- No es solo una opinión, es una señal de cómo se legisla
Cuando una diputada usa ese tipo de argumento en medio de una reforma penal, lo grave no es solo lo que dice, sino que ella es parte del grupo que vota, aprueba y construye las leyes.
Entonces ya no es solo una frase polémica: es un reflejo de cómo se siguen discutiendo temas tan delicados sin empatía ni profundidad.
En un país donde muchas mujeres aún tienen miedo de denunciar, donde la violencia en el hogar es un problema real, lo mínimo que se espera de una representante es que trate el tema con la seriedad que merece.
No se trata de corregirla en público. Se trata de entender que ese tipo de mensajes sostienen una cultura que normaliza el abuso y responsabiliza a quien lo sufre.
Este país merece un Código Penal moderno. Pero también merece legisladores que hablen con responsabilidad.