Un archivo desclasificado por EE.UU. sugiere que los hombres que ajusticiaron a Rafael Leónidas Trujillo el 30 de mayo de 1961 no lo hicieron en nombre de la democracia, sino por intereses personales y deseos de venganza.
Los documentos fueron liberados por orden del expresidente Donald Trump dentro de un lote relacionado con el asesinato de John F. Kennedy, pero entre ellos apareció un informe de 62 páginas marcado con la clasificación «SECRET – EYES ONLY», que ofrece una visión distinta sobre los conspiradores que pusieron fin a la dictadura trujillista.
Según la inteligencia estadounidense, el jefe de las Fuerzas Armadas, Juan René “Pupo” Román, no planeaba elecciones libres tras la muerte de Trujillo, sino asumir el poder como el nuevo «hombre fuerte» de República Dominicana.
¿Eran héroes o simplemente querían venganza?
El informe menciona que figuras clave de la conspiración, como el general Juan Tomás Díaz y Antonio de la Maza, estaban motivadas por resentimientos personales:
- Juan Tomás Díaz fue destituido y humillado públicamente por Trujillo.
- Antonio de la Maza quería vengar la muerte de su hermano Octavio, asesinado por órdenes del dictador tras el caso Galíndez.
- Otros miembros del grupo también habrían actuado por motivos personales más que por una convicción democrática.
En cuanto a otros conspiradores, como Jordi Bressa, Juan Vicini, Severo Cabral, Amiana Tió y Antonio Imbert, la CIA admitió que «desconocemos sus motivaciones».
El 30 de mayo: el día que cayó Trujillo
Esa noche, el dictador se dirigía a San Cristóbal en su Chevrolet Bel Air cuando un grupo de hombres lo interceptó en la avenida George Washington. Antonio de la Maza disparó primero, hiriéndolo en el hombro. Trujillo intentó defenderse, pero recibió siete balazos antes de caer abatido a las 10:10 p.m.
Los autores del hecho fueron Antonio de la Maza, Juan Tomás Díaz, Antonio Imbert Barrera, Modesto Díaz, Pedro Livio Cedeño, Salvador Estrella Sadhalá, Roberto Pastoriza, Huáscar Tejeda y Amado García Guerrero.
¿Importa la motivación?
Aunque la CIA pone en duda las razones detrás del atentado, lo cierto es que este acto puso fin a una de las dictaduras más sangrientas de América Latina y abrió el camino a la democratización del país.
(Listin Diario)
