Nicolás Maduro Moros es una figura polarizante que ha marcado profundamente la historia política de Venezuela. Su ascenso al poder, su permanencia y los intentos de perpetuarse en el mando han generado admiración en algunos sectores y críticas generalizadas tanto dentro como fuera del país. ¿Cómo pasó de ser un conductor de autobuses a liderar uno de los regímenes más cuestionados de América Latina?
Los primeros años
Nicolás Maduro nació el 23 de noviembre de 1962 en Caracas, Venezuela. Creció en un hogar de clase trabajadora y desarrolló una temprana afinidad por la política y las causas sociales. En su juventud, trabajó como conductor de autobuses para el sistema de transporte público de Caracas, un rol que más tarde utilizaría como símbolo de su conexión con el pueblo.
En los años 80, Maduro se involucró en el movimiento sindical y comenzó a militar en grupos políticos de izquierda, destacándose como un organizador sindical y defensor de los derechos laborales.
El chavismo: un ascenso meteórico
En la década de 1990, Maduro se unió al Movimiento Bolivariano Revolucionario liderado por Hugo Chávez. Tras el triunfo electoral de Chávez en 1998, Maduro ocupó varios cargos relevantes:
Asamblea Nacional: Elegido como diputado en 1999, destacó por su lealtad incondicional al proyecto chavista.
Ministro de Relaciones Exteriores (2006-2013): Durante este periodo, Maduro se posicionó como un actor clave en la diplomacia venezolana, fortaleciendo las relaciones con aliados como Cuba, Rusia y China.
En diciembre de 2012, antes de someterse a una cirugía en Cuba, Hugo Chávez designó a Maduro como su sucesor político, asegurando que él debería liderar el país en caso de su ausencia.
La presidencia: de continuidad a crisis
Maduro asumió la presidencia interina tras la muerte de Chávez en marzo de 2013. Poco después, ganó las elecciones presidenciales por un estrecho margen, lo que generó acusaciones de fraude y polarizó aún más al país.
Primer mandato (2013-2018):
Crisis económica: La caída de los precios del petróleo y la mala gestión llevaron a una inflación descontrolada y escasez de alimentos y medicinas.
Represión: Protestas masivas fueron reprimidas con violencia, lo que resultó en numerosas muertes y miles de detenidos.
Segundo mandato (2018-2024):
Maduro ganó unas elecciones ampliamente consideradas como fraudulentas. La Asamblea Nacional, controlada por la oposición, declaró su mandato ilegítimo, lo que llevó a la autoproclamación de Juan Guaidó como presidente interino en 2019.
Intentos de perpetuarse en el poder
Desde su ascenso, Maduro ha implementado una serie de estrategias para mantenerse en el poder:
Control de las instituciones: Colocó a aliados en cargos clave del Tribunal Supremo de Justicia y el Consejo Nacional Electoral.
Eliminación de opositores: Uso de la inhabilitación política, encarcelamiento y exilio para debilitar a sus rivales.
Reformas constitucionales: Convocó una Asamblea Constituyente en 2017, ignorando a la Asamblea Nacional.
Impacto y legado
El gobierno de Maduro ha dejado a Venezuela en una crisis humanitaria sin precedentes, con millones de venezolanos emigrando en busca de mejores condiciones de vida. Sin embargo, él sigue contando con el respaldo de aliados internacionales como Rusia y China y de sectores de la población que consideran que su mandato es una continuación del legado de Chávez.
Conclusión: ¿Qué sigue?
A medida que Maduro se prepara para otro mandato tras unas elecciones ampliamente disputadas, el futuro de Venezuela sigue siendo incierto. Su historia es un recordatorio de cómo el poder puede ser utilizado tanto para transformar como para fracturar una nación.
En EsquinaRD seguiremos informando sobre el impacto de su liderazgo en Venezuela y en la región. Mantente atento.

