Kiev.- Ucrania vivió su cuarta Navidad en guerra, con ataques rusos activos y un clima de espera tensa. Mientras Kiev aguarda la respuesta de Moscú a un plan de paz de 20 puntos, el país celebró con cautela y el corazón apretado.
En ciudades como Leópolis, familias salieron a caminar con soldados de permiso o en rehabilitación, buscando un respiro emocional. El ambiente intentó ser festivo, pero la realidad se coló rápido entre sirenas, recuerdos y ausencias.

Los apagones nacionales y los bombardeos al sistema energético marcaron la Nochebuena y el día siguiente. En Járkov, el frío llegó a -11 °C, con daños severos en electricidad y calefacción, un fallecido y 15 heridos.
Decoraciones como acto de rebeldía
En Leópolis, la Navidad se llenó de símbolos duros. Lazos con nombres de prisioneros, un árbol con regalos simbólicos y mensajes claros: “Esperamos personas, no milagros”. El deseo central sigue siendo el regreso de todos a casa.
El retorno de prisioneros figura en el plan de paz impulsado por Zelenski junto a Washington. Sin embargo, el escepticismo domina. Muchos dudan de que Rusia cumpla, incluso con concesiones territoriales sobre la mesa.
Mientras algunas familias compartían la cena, otras visitaron el cementerio militar. Allí sonó un villancico de duelo entre tumbas decoradas con árboles y juguetes, homenaje silencioso a quienes no regresaron.

