EsquinaRD. – Desde Mar-a-Lago (Florida), Donald Trump volvió a mover las fichas sin bajar la voz. Dijo que Nicolás Maduro haría bien en dejar el poder ahora, antes de forzar un escenario más duro. El mensaje no fue diplomático, fue directo.
Trump dejó claro que el rumbo depende del propio Maduro. Le advirtió que si «se hace el duro» será «la última vez» que lo haga. No habló en clave, ni suavizó palabras. Fue una señal pública, pensada para que se entienda en Caracas y fuera de ella.
Al ser consultado sobre si Estados Unidos busca tumbar al gobierno venezolano, Trump respondió sin comprometerse del todo, pero abrió la puerta. Dijo que es “probable”, aunque insistió en que todo depende de lo que Maduro decida hacer.
Drogas, presión y petróleo
El presidente estadounidense volvió a acusar al gobierno venezolano de enviar drogas y criminales a su país, sin mostrar pruebas. Esa narrativa acompaña el aumento de presión, justo cuando Washington bloqueó movimientos de buques petroleros vinculados a Venezuela.
Trump también habló del buque petrolero confiscado el 10 de diciembre. Dijo que Estados Unidos se quedará con los 1.9 millones de barriles incautados y evaluará venderlos o guardarlos como reserva estratégica. “El petróleo y los barcos”, recalcó.
La estrategia que se deja ver
Aunque el discurso oficial habla de frenar el narcotráfico y proteger derechos petroleros, el tono cambió. Trump confirmó conversaciones con petroleras estadounidenses sobre Venezuela y dejó flotando un mensaje político más grande, la paciencia se está acabando.

