El jueves, pandilleros abrieron fuego contra un helicóptero de la ONU en Puerto Príncipe, obligando a la aeronave a regresar y aterrizar en la capital haitiana. Según una fuente de Naciones Unidas, que prefirió el anonimato, el helicóptero transportaba tres tripulantes y 15 pasajeros, ninguno de los cuales resultó herido. Este incidente se suma a la serie de ataques violentos que han afectado la seguridad en Haití en los últimos meses.
En las últimas semanas, la violencia ha impactado áreas cercanas a la capital, como Arcahaie. En esta región, aproximadamente 50 presuntos pandilleros murieron esta semana tras atacar la localidad costera. Al menos 12 de ellos se ahogaron cuando su embarcación naufragó mientras transportaban municiones. El ataque comenzó el lunes y dejó casas y vehículos incendiados, según Wilner Réné, funcionario de la Agencia de Protección Civil de Haití.
Por otro lado, la coalición de pandillas Viv Ansanm, que ha atacado Puerto Príncipe y Arcahaie, ha forzado el desplazamiento de más de 10,000 personas en una semana. Según un informe de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), más de la mitad de los desplazados se encuentran en refugios improvisados, y el resto ha buscado alojamiento temporal con familiares.
Operaciones internacionales y escasez de recursos
La situación de seguridad en Haití se ha vuelto crítica a pesar del despliegue de una misión internacional respaldada por la ONU y liderada por fuerzas policiales de Kenia. Esta misión, destinada a contrarrestar el control de pandillas, enfrenta problemas de personal y falta de financiamiento, lo que ha llevado a funcionarios haitianos y estadounidenses a solicitar una misión de pacificación de mayor alcance.
Por AP