Frank Caprio, exjuez principal de la Corte Municipal de Providence, Estados Unidos, falleció a los 88 años tras una prolongada batalla contra el cáncer de páncreas. La noticia fue confirmada por su familia a través de un comunicado en redes sociales, donde resaltaron que en vida fue admirado no solo por su labor en los tribunales, sino también por su carácter humano y su fe en la bondad de las personas.
Un juez con filosofía de empatía
Caprio alcanzó notoriedad internacional gracias a su estilo poco convencional en el ejercicio de la justicia. Conocido como “el juez más amable de Estados Unidos”, su filosofía se centraba en la empatía. Una de sus frases más recordadas resume esa visión: “Siempre me coloco en los zapatos de la persona que tengo delante”.
Esa forma cercana de impartir justicia lo convirtió en una figura querida dentro y fuera de Providence, ciudad con una amplia comunidad dominicana, donde ejerció como juez desde 1985.
“Caught in Providence”: justicia con rostro humano
Su popularidad se multiplicó con el programa televisivo “Caught in Providence”, que mostraba casos reales atendidos en su sala judicial. Aunque era grabado, el formato transmitía su estilo auténtico, donde la seriedad de la ley se equilibraba con calidez, humor y humanidad.
Recuerdos que lo humanizan
Tras su muerte, han resurgido múltiples anécdotas. Una de las más recordadas involucra a Cleury González, un dominicano residente en Providence, quien fue multado con 500 dólares por supuestamente escuchar música a un volumen excesivo. (Esta multa le fue quitada, no tuvo que pagarla).
Durante la audiencia, el juez Caprio le preguntó qué música prefería, a lo que González respondió sonriente: “bachata, una bachatica”. Intrigado, el magistrado repitió la palabra lentamente —“ba-cha-tá”— y bromeó con que se trataba de música para bailar. Entre risas, la traductora sugirió que el dominicano debía mostrar algunos pasos, generando un momento entrañable que reflejó la mezcla de justicia y humanidad que caracterizaba a Caprio.
Un legado de bondad
Su familia lo describió como un hombre íntegro, dedicado a su rol de esposo, padre, abuelo y bisabuelo, además de un amigo leal. “El juez Caprio tocó la vida de millones a través de su trabajo en la sala y más allá. Su calidez, humor y bondad dejaron una marca imborrable en todos los que lo conocieron”, expresaron en el mensaje de despedida.
Asimismo, señalaron que su legado se mantendrá vivo en los incontables actos de compasión que inspiró, y asumieron el compromiso de honrarlo intentando aportar cada día un poco más de bondad al mundo, tal como él lo hizo hasta el final de su vida.