Senadores demócratas y republicanos pactan reabrir parcialmente el gobierno federal tras más de 40 días de paralización que afectaron a más de 650,000 empleados públicos.
Washington. – Después de semanas de tensiones políticas y parálisis institucional, un grupo de senadores de ambos partidos alcanzó un acuerdo que permitirá reabrir parcialmente el gobierno federal de Estados Unidos y poner fin al cierre más prolongado en la historia del país.
De acuerdo con fuentes citadas por varios medios estadounidenses, el consenso fue impulsado por los senadores demócratas Angus King, Jeanne Shaheen y Maggie Hassan, junto con un bloque de legisladores republicanos.
Reapertura parcial y pago a funcionarios suspendidos
Según Bloomberg, el acuerdo permitirá que el Congreso libere los fondos necesarios para el funcionamiento de los departamentos de Agricultura, Asuntos de Veteranos y otras agencias hasta el 30 de enero. Esta medida habilitará además el pago de salarios atrasados a los aproximadamente 650,000 empleados federales que se encontraban en suspensión y la reincorporación de parte del personal afectado por la falta de recursos.
Fuentes legislativas indicaron que el Senado prevé iniciar las votaciones la misma noche del domingo, mientras que la Cámara de Representantes deberá formalizar el proceso para dar por concluido el cierre gubernamental, que se extendió durante más de 40 días por la ausencia de consenso en torno al presupuesto nacional.
Consecuencias de un cierre histórico
El cierre dejó profundas secuelas en la administración pública y en millones de familias. La suspensión de servicios esenciales, el retraso de pagos de programas de asistencia alimentaria y las demoras en aeropuertos por falta de personal fueron algunos de los efectos más visibles.
Muchos empleados federales, ante la falta de ingresos, recurrieron a donaciones de comida, préstamos de emergencia o trabajos temporales, mientras otros continuaron cumpliendo sus funciones sin recibir remuneración.
Un respiro temporal en medio de la tensión política
Con este acuerdo, el Congreso estadounidense busca poner fin a una crisis que evidenció la fragilidad de los consensos bipartidistas en Washington. Aunque el pacto ofrece una solución provisional hasta finales de enero, el desafío de aprobar un presupuesto definitivo aún permanece.
El reinicio de operaciones del gobierno federal representa, por ahora, un respiro para cientos de miles de familias y una pausa en la disputa política que paralizó al país durante más de un mes.

