Rubby Pérez fue una de las figuras más emblemáticas del merengue, conocido por su carisma y su capacidad para conectar con el público. Inició su carrera junto a Wilfrido Vargas, pero fue como solista cuando realmente se consagró, con canciones como “Sobreviviré”, “Hazme olvidarla” y “Tú vas a volar”.
A lo largo de su carrera, Rubby Pérez no solo ganó reconocimiento por su talento, sino también por su resiliencia. Tras sobrevivir a un accidente que lo dejó en silla de ruedas, regresó a los escenarios con más fuerza, demostrando que su pasión por la música nunca se apaga. Sus canciones fueron himnos para el pueblo dominicano y más allá, llevando el merengue a Europa, América Latina y Estados Unidos.
A través de su música, Rubby logró transmitir emociones profundas, desde el amor hasta el desamor, y dejó una huella en cada uno de sus seguidores. Aunque su partida deja un vacío, su legado vive en cada fiesta, boda y celebración, como él mismo dijo en “Sobreviviré”: “aunque duela la vida”.
Sus mejores canciones:
“Sobreviviré”
Rubby era más que una voz poderosa: era un símbolo de resiliencia. Tras sobrevivir un accidente que lo dejó en silla de ruedas, volvió a los escenarios como si nada hubiera pasado, y su canto se convirtió en un faro de esperanza para muchos.
“Buscando tus besos”
Desde sus inicios con Wilfrido Vargas, Rubby dejó claro que venía con algo grande. Pero fue como solista cuando sus canciones llegaron al corazón del pueblo, convirtiéndose en himnos en cada rincón.
“Hazme olvidarla”
El desamor se convirtió en himno con Rubby. Con esta canción, logró que todos bailaran al ritmo del merengue, mientras pensaban en alguien especial.
“Tú vas a volar”
Rubby voló. Por escenarios de Europa, Estados Unidos, América Latina. Llevó el merengue con elegancia y fuerza, siempre con una voz única, sin necesidad de autotune.
“Dame veneno”
Incluso con letras fuertes, Rubby sonaba dulce, sabiendo cómo interpretar lo que muchos callaban, sin perder su esencia de conexión profunda con el público.
“Enamorado de ella”
Cada vez que Rubby subía al escenario, su presencia era tan magnética que el público sentía que estaba allí para enamorarlos a todos. Su energía fue un regalo para quienes lo escuchaban