La madrugada del miércoles falleció en su hogar Agliberto Meléndez, una de las figuras más importantes del cine dominicano. Tenía 83 años y llevaba tiempo batallando con una enfermedad que lo mantenía postrado. Su muerte fue confirmada por la Dirección General de Cine (DGCINE), que lamentó profundamente la partida del fundador de la Cinemateca Nacional y director de la mítica película Un pasaje de ida.
Meléndez no solo dirigió la primera película dominicana moderna, sino que fue uno de los primeros en entender que el cine también es memoria. Por eso fundó la Cinemateca Nacional Dominicana, un espacio clave para la preservación y difusión del séptimo arte en el país. Desde ahí se convirtió en gestor, maestro y defensor de la cultura audiovisual.
Una vida cruzada por la historia del país
Nacido en Altamira, Puerto Plata, fue hijo de un puertorriqueño que llegó al país para trabajar en el ferrocarril. Vivió su infancia en el campo, estudió en Santo Domingo, y luego tuvo que emigrar a Estados Unidos por ser miembro del Movimiento Revolucionario 14 de Junio. Allá estudió Economía, pero su amor por el cine terminó guiando su carrera. También fue profesor universitario y ocupó cargos públicos, sin dejar nunca su compromiso con la cultura.
La película Un pasaje de ida marcó un antes y un después en el cine dominicano, y su trabajo en la Cinemateca dejó una huella duradera. El cine dominicano pierde a un pionero, pero su influencia seguirá viva en quienes hoy hacen cine con la misma pasión que él sembró.