Sonríe, esa sonrisa muy blanca, muy abierta y muy sincera tan de Karol G. Pese a ser una estrella pop que ha sido literalmente arrastrada por una piscina, luce notablemente feliz.
Hace solo unos momentos, un grupo de bailarines, hombres, sin camisa, la habían levantado alto por encima del agua mientras que ella — vestida con un pantalón suelto transparente sobre un pequeño bikini blanco — cantaba un medley de canciones que representan su año musical histórico.
Incluía material de Mañana Será Bonito, su álbum que marcó un hito al convertirse en el primero en español de una mujer en llegar a la cima del Billboard 200; material de su siguiente álbum, el más aventurero Mañana Será Bonito (Bichota Season); y también, un breve abrebocas de “Labios mordidos”, su nuevo sencillo junto a Kali Uchis, que se lanzó a mediados de noviembre, unas semanas después de esta entrevista.
Al volver al agua, Karol y sus bailarines, ahora empapados y de rodillas, usan sus brazos como cuchillos sincronizados para cortar furiosamente el agua. Sin duda, es una rutina muy sexy, pero también físicamente demandante. Ahora, después que Karol se seque, exprima el agua de sus pantalones y se retoque el maquillaje, lo hará todo otra vez.
“Quiero que quede espectacular”, dice francamente de su rutina de cuatro minutos para los Premios Billboard de la Música (Billboard Music Awards), que se emitieron el 19 de noviembre. Con ese fin, quiso superar sus límites como bailarina, y contrató a la coreógrafa Parris Goebel, cuyos créditos incluyen la presentación de Rihanna en el Super Bowl.
“El baile es un arte que respeto demasiado. El baile para mí es algo que yo veo y digo, ‘wow, ¿cómo lo hacen?’ Y es algo que tengo que reconocer que no se me da tan fácil. Para hacer las cosas que hago tengo que ensayar un montón”. Goebel también coreografió la presentación de Karol en los Premios MTV en septiembre, pero en esta ocasión, quiso resaltar su lado más físico y sexual.
“Volver con Parris Goebel dirigiendo el show me encanta. Me entiende cuando le digo lo que quiero expresar en mis movimientos y es una persona que además creo que saca algo en mí que todavía estoy en ese proceso de entender que tengo”, dice Karol.
“Me gusta mucho ver que a pesar de que pareciera que ya llegué a un punto donde podría relajarme y decir ‘ya todo está corriendo y está bien’, todavía la vida me sigue demostrando y me está poniendo personas en el camino que me demuestran que todavía tengo un montón de cosas por hacer, todavía tengo un montón de cosas por dar”.
Han pasado 24 horas desde su grabación acuática, y ahora Karol está tranquila (y seca) mientras charla con nosotros en un estudio privado en Los Ángeles, hablando con usual expresividad y honestidad, puntualizando sus palabras y oraciones con crescendos, acentos y puntos de exclamación; enfatizando sus palabras aún más con entusiastas movimientos de brazos y manos.
En sus muchos videos musicales, Karol usualmente se presenta de una de dos maneras. Está la Bichota sexy y poderosa y sin temor a demostrarlo. Y está la niña paisa linda, sonriente, que celebra el amor y no teme a ser vulnerable. En persona, Carolina García de Medellín, Colombia, es ambas cosas, pero también es cálida, exuberante y franca, una personalidad que ha permanecido intacta a través de nuestros muchos encuentros a lo largo de los años, incluso a medida que su popularidad ha aumentado. Es difícil que caiga mal.
Ahora, su pelo está seco y recogido en una despeinada cola de caballo color platino que va con el color del corto vestido de seda que se ajusta a su figura atlética y delgada. A sus 32 años, Karol ha trabajado duro para verse así. Hace unos meses, su médico le prescribió un plan alimenticio para mejorarse de un problema del colón, “y obvio ese plan alimenticio me quitaba todo lo que no podía comer”. Al mismo tiempo, aumentó su régimen de ejercicios para poder cantar todas las noches por tres horas en un estadio enorme.
“Empiezo a hacer ese plan súper responsable, porque quiero sentirme bien, saludable, plus estoy haciendo un montón de cardio porque vienen los estadios. Y mi cuerpo empezó a cambiar”, dice. “Y fue súper lindo, porque toda la vida me habían dicho que para lograr ciertos cambios eran un montón de tiempo y en realidad era real”.
Lo mismo se puede decir de la trayectoria en ascenso de Karol. Acaba de terminar un año extraordinario que la vio convertirse en la primera mujer (y segunda artista en la historia) en llegar al No. 1 del Billboard 200 con un álbum todo en español, Mañana Será Bonito; es la artista latina femenina No. 1 en los charts de fin de año de Billboard (detrás solamente de Bad Bunny y Peso Pluma; y en los Latin Grammy en noviembre ganó el premio al álbum del año y además se convirtió en la primera mujer en ganar mejor álbum urbano.
Karol también es la primera latina (y una de solo un puñado de mujeres) en hacer una gira global de estadios, y terminó el año en el No. 1, por mucho, de la lista de giras latinas del año. Según Billboard Boxscore, generó 146,9 millones de dólares en solo 19 shows en el 2023, vendiendo 843.000 boletos, casi el doble de RBD, que quedó en segundo lugar con 86,7 millones de dólares recaudados en 18 conciertos.
Más allá de sus premios y logros, o mejor dicho, detrás de ellos, está el agudo sentido del negocio de la misma Karol. Su contrato discográfico con Universal Music Latino, quien la firmó a su primer contrato en el 2016, terminó después de la salida de Mañana en febrero. En lugar de renegociar o de aceptar alguna de las ofertas “increíbles” que le hicieron otras disqueras, decidió lanzar su propio sello, Bichota Records, invirtiendo en infraestructura y personal — en gran parte en su Colombia natal — y firmó un contrato de distribución con Interscope. Este le da el apoyo total y multinacional de la disquera y su equipo, pero le permite ser dueña de sus propios masters de ahora en adelante, incluyendo los de Bichota Season.
“Queríamos quedarnos en la familia Universal”, dice Noah Assad, quien ha manejado a Karol desde el 2020 a través de su Habibi Management. “Ellos le apostaron al comienzo y nosotros creemos en longevidad. Nadie conoce a un artista mejor que la infraestructura que te tuvo en los comienzos”.
Aún así, agrega, “ella estaba lista para construir su propio sello, su propia estructura y su propio equipo. Ya estaba apoyando en sí misma sin recibir nada a cambio. La independencia no se trata de solo ser independiente. A ella le tocó construir toda esta infraestructura. No todos los artistas están hechos para ser independientes. Pero el saber que ella lo podía ser, hizo que esta fuera la decisión correcta”.
Firmar a Karol, dice Nir Seroussi, executive vp de Intersope, vino de “una conversación muy práctica que tuve con Noah donde pregunté, ‘¿Qué quieres?’ Y él dijo, ‘Ella es una jefa. Quiere sentirse empoderada y es ambiciosa. Quiere sentarse en la mesa junto a las Billie Eilish y las Olivia Rodrigo del mundo’”.
El mensaje de Karol al sello fue claro, recuerda Seroussi: “He llegado lejos, y quiero más. Me quiero sentar junto a estrellas del mercado mainstream porque así me siento: latina pero con fans de primera liga”.
Pero, al mismo tiempo que mira su estrellato global, Karol, como siempre, se lo está tomando con paciencia.
“Tampoco estoy presionando en eso. Siento que hay un punto de quiebre delicado”, dice. “A veces uno como en ese afán de globalizar la música, se deja de hacer o pierde la identidad, o la esencia […] Entonces en ese aspecto vamos paso a paso. Sí nos han traído propuestas, pero no es algo a lo que le estoy corriendo demasiado. Igual, de corazón, qué sueño sería ir a Asia y llenar estadios. Eso sería increíble. Pero yo de corazón me siento muy feliz y agradecida con lo que hago hoy. Vamos a encontrar la manera”.
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