EsquinaRD. – El año se fue, pero dejó música que todavía retumba. Tres nombres mandaron sin discusión —Bad Bunny, Rosalía y Lady Gaga— y alrededor de ellos giró un 2025 cargado de discos valientes, giros inesperados y canciones que se pegaron como chicle en tenis nuevos.
El triunvirato que mandó en el juego
Bad Bunny no soltó la cima. Con DeBÍ TiRAR MáS FOToS, convirtió lo íntimo en fenómeno global, rompió récords de streaming y se ganó premios como quien colecciona camisetas. El broche de oro fue su histórico salto al show de medio tiempo del Super Bowl.
Rosalía volvió a virar el timón. Lux mezcló fe, filosofía y riesgo sonoro sin pedir permiso. El resultado fue un disco intenso, elegante y desafiante, con temas que se volvieron consigna. La crítica se rindió y el público también.
Lady Gaga decidió volver al pop sin miedo. Mayhem trajo espectáculo, himnos radiales y conciertos gigantes. Copacabana fue testigo de un baño de masas histórico.
Otros discos que dejaron huella
Natalia Lafourcade bajó el volumen y subió el alma. Cancionera celebró raíces y madurez con grabación análoga y corazón abierto. Un disco que se escucha despacio, como café colado, y que habló directo a los Grammy.
Pulp regresó después de dos décadas y no sonó viejo. More conectó nostalgia con presente y recordó por qué el brit pop marcó época. Fans y críticos lo abrazaron sin discusión.
Dijon soltó Baby sin aviso y armó culto. No fue masivo, pero sí profundo. Pop, gospel y blues se mezclaron en un disco fino, inquieto y respetado entre músicos y expertos.
Confesiones, cine y cultura pop
Lily Allen convirtió su ruptura en catarsis creativa. West End Girl nació rápido y sin filtros. Letras crudas, heridas abiertas y una honestidad que incomoda, pero conecta.
La animación también tuvo su momento. La banda sonora de K-Pop Demon Hunters se metió en playlists, rankings y premios. Canciones virales, nominaciones grandes y un ejemplo de cómo el cine también puede marcar el pulso musical.

