Santo Domingo.- Bad Bunny cerró el año montado en el podio global. Spotify lo nombró Artista más escuchado del 2025, y su disco DeBÍ TiRAR MáS FOToS terminó como el álbum número uno del planeta.
Un logro que se sintió hasta en cinco ciudades
Spotify respondió al furor con una movida nunca vista: celebraciones simultáneas en San Juan, Ciudad de México, Madrid, París y Bogotá. Un mapa global teñido de rojo Spotify y de vibra boricua.
Cada ciudad se ha preparado para recibir a fanáticos que han tenido al Conejo en repeat todo el año, demostrando que su música corre sin freno entre culturas, acentos y generaciones.

México se roba el show con experiencia inmersiva
En Ciudad de México, Spotify montó un universo completo inspirado en el álbum. El concepto “De Puerto Rico Pa’l Mundo” convirtió el espacio en un viaje lleno de nostalgia caribeña y estética calle fina.
Los fans pudieron meterse literalmente en la película con:
– una réplica del cuarto de Concho,
– un photo wall de colección,
– un mural para escribir lo que quedó pendiente en el año,
– pista de baile en modo calle,
– mesas de dominó como en los barrios,
– y activaciones sorpresa que mantuvieron la energía arriba.
Todo se diseñó para que el público sintiera el espíritu del álbum sin filtros: emoción cruda, cultura viva y ese toque “Bunny” que rompe esquemas.
Un año donde Bad Bunny dominó sin pelear


El Wrapped confirmó algo que ya se veía venir: Bad Bunny volvió a comandar el juego. Su música cruzó idiomas, moods y fronteras sin pedir permiso. Este disco, mezcla de narrativa íntima y sonidos frescos, lo colocó en una liga que pocos pisan.
Cada canción se volvió caption, coreografía, mood y tendencia. Por eso el álbum terminó gobernando las reproducciones de todo el año.
Spotify convierte los números en cultura viva
La plataforma tomó los datos del Wrapped y los transformó en experiencias reales que buscan unir a artistas y fans lejos de la pantalla. Es una nueva forma de celebrar la música: sentirla, tocarla, vivirla.
Spotify apunta a que el streaming deje de ser solo cifras y se convierta en comunidad, emoción y memoria colectiva. Esta vez, Bad Bunny lidera esa transición con una fiesta mundial que solo él podía provocar.
Este diciembre, la música no se queda en audífonos: baja a la calle, se hace cultura y vuelve a demostrar por qué el Conejo sigue siendo el dueño del año.

