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Un día como hoy, llegamos a MLB

Era el domingo 23 de septiembre de 1956, cuando Osvaldo Virgil hizo historia al convertirse en el primer dominicano en jugar en un equipo de las Grandes Ligas, en un partido con los New York Giants. Aunque «El Orégano», como era apodado, solo participó en tres encuentros durante esa temporada, estos tres juegos abrieron las puertas a más de 900 jugadores dominicanos que, a lo largo de los años, han dejado una huella en el béisbol. Algunos se han convertido en grandes jugadores y otros en auténticas leyendas.

«Todavía hoy puedo recordar cómo la sangre corría aceleradamente por mis venas y la adrenalina casi me ahoga el primer día que jugué en las Grandes Ligas», comentó Virgil en una entrevista con Enrique Rojas de ESPN.

A lo largo de su carrera, Virgil jugó nueve temporadas con equipos como New York, Detroit, Kansas City, Baltimore, Pittsburgh y San Francisco. Durante ese tiempo, acumuló un promedio de bateo de .231, con 14 jonrones y 73 carreras remolcadas. Destacó por su versatilidad, jugando en todas las posiciones excepto la de lanzador, lo que lo convirtió en un valioso jugador en cada equipo en el que estuvo.

Aunque los números de Virgil no lo posicionan como uno de los jugadores más exitosos, su legado va mucho más allá de las estadísticas. Su presencia en el terreno pavimentó el camino para figuras legendarias del béisbol dominicano, como David Ortiz, Vladimir Guerrero, Adrián Beltré, así como para los lanzadores Juan Marichal y Pedro Martínez, quienes ahora tienen su lugar en el Salón de la Fama.

«Siempre me he sentido agradecido y dichoso por haber sido escogido por Dios para abrir las puertas a mis compatriotas en las Grandes Ligas, tomando en cuenta que cientos de otros, mejores que yo, no recibieron esa oportunidad», expresó Virgil.

Hoy, mientras celebramos el histórico debut de Osvaldo Virgil, la MLB se prepara para recibir al jugador dominicano número 1000 en las Grandes Ligas. A pesar de que muchos más podrán llegar, ninguno será el primero.

«Tenemos Salón de la Fama, Jugadores Más Valiosos, ganadores del Cy Young, Novatos del Año, Dirigentes del Año, gerentes y árbitros, pero ninguno de ellos tiene lo que yo tengo: el número uno», concluyó Osvaldo Virgil con orgullo.