Oklahoma City y Indiana no solo disputan el título: están redefiniendo cómo se construyen equipos campeones en la era post-superestrellas. Juventud, profundidad y versatilidad son ahora la fórmula ganadora.
La serie entre Oklahoma City Thunder e Indiana Pacers es histórica, y no solo porque garantiza un nuevo campeón de la NBA. Es la final más joven y barata en más de cuatro décadas, pero también la más reveladora en cuanto al futuro de la liga. Atrás parecen haber quedado las dinastías de contratos máximos y nóminas astronómicas. En su lugar, dos franquicias de mercado pequeño, sin pagar impuesto de lujo, están marcando el camino con un modelo de equipo moderno: profundo, versátil, dinámico y sin jugadores que “sobren” en cancha.
La Final más joven desde 1980
Con un promedio de edad de 24.7 años para el Thunder y 26.2 para los Pacers, esta es la final con los rosters más jóvenes desde la de 1977 (Trail Blazers) y 1980 (Lakers). Según Basketball Reference, ningún equipo campeón desde la fusión NBA/ABA ha sido más joven que el Thunder, salvo aquellos casos mencionados.
Este rejuvenecimiento no es casual: las reglas del nuevo CBA limitan drásticamente la construcción de equipos con tres contratos máximos. Lo que antes se veía como una fórmula infalible (el “Big Three”) hoy luce obsoleta.
Equipos campeones sin pagar lujo
El fin de los superequipos… y el inicio de la era funcional: la nueva CBA hace casi inviable formar un trío de superestrellas en su máximo contrato y rodearlo de veteranos mínimos. Equipos como los Warriors o los Lakers están sintiendo esa presión, con núcleos envejecidos y sin margen de maniobra.
En contraste, Thunder y Pacers han construido un modelo replicable:
● Un núcleo joven y polivalente
● Una estructura salarial flexible
● Y una cultura de esfuerzo y lectura de juego
Es el renacer de la NBA como deporte colectivo, no como escaparate de figuras aisladas.
● Indiana: $169.1 millones de nómina (puesto 18 en la liga)
● Oklahoma City: $165.6 millones (puesto 25)
Ninguno de los dos equipos cruzó el umbral del impuesto de lujo ($170.8M), lo que rompe una tendencia dominante: 14 de los últimos 18 campeones sí pagaron ese impuesto. Pero no aquí.
Además, los equipos se benefician de estrellas aún en contrato de “desarrollo”:
● Jalen Williams cobra $4.8 millones
● Chet Holmgren, $10.9M
● Andrew Nembhard, $2M (tercer jugador con más minutos en Indiana) ● Shai Gilgeous-Alexander, MVP, cobra $35.9M
● Haliburton y Siakam, $42.2M cada uno, empatados como máximos salarios en la serie pero fuera del Top 15 general de la NBA.
Han llegado lejos gracias a un diseño inteligente. El Thunder ha maximizado contratos de bajo costo como los de Jalen Williams o Chet Holmgren. Los Pacers hacen lo propio con jugadores clave como Andrew Nembhard, vital en minutos y aportes durante esta postemporada.
Incluso sus estrellas máximas, Haliburton y Siakam y SGA, figuran fuera del Top 15 de salarios de la NBA. Han firmado por el máximo permitido según su nivel de experiencia, permitiendo así que sus franquicias conserven flexibilidad para rodearlos de piezas funcionales.
Blueprint moderno: todos tiran, todos piensan
El verdadero valor de estos equipos no está solo en el presupuesto: está en el concepto colectivo. Ya no basta con tener un tirador en la esquina o un defensor que no aporte ofensiva. Ahora, todos deben poder tirar, defender, botar y tomar decisiones en medio segundo.
Ya no basta con tener un “3-and-D” que se queda parado en la esquina. En esta nueva era, todos los jugadores deben:
– Lanzar desde tres con confianza
– Leer el juego y tomar decisiones rápidas
– Defender múltiples posiciones
– Atacar con o sin balón
El nuevo modelo de juego: cinco que driblan, lanzan y deciden. Lo que define a ambos equipos es la eliminación del eslabón débil en cancha.
● Thunder: han utilizado alineaciones con SGA, Jalen Williams, Lu Dort, Caruso o Wallace durante 88% de los minutos de playoffs. En 176 minutos con cuatro de ellos juntos, superaron a los rivales por 18.1 puntos por cada 100 posesiones.
En el caso del Thunder todos conectan, todos entienden el sistema. No hay tapones ofensivos ni grietas defensivas.
● Pacers: rodean a Haliburton con Siakam, Turner, Nesmith y Nembhard, todos con más de 40% en triples en estos playoffs (más de 3 intentos por juego). Nembhard y Nesmith han sido claves en remontadas históricas, mientras que Siakam fue MVP de las Finales del Este con actuaciones de 39 y 31 puntos.
Indiana responde con una propuesta similar: Haliburton, Nembhard, Nesmith, Siakam y Turner combinan ritmo, lectura, energía y, sobre todo, efectividad desde el perímetro.
Incluso sus unidades de banca (como McConnell, Toppin o Thomas Bryant) mantienen el ritmo y la agresividad ofensiva. Ambos equipos pueden mantener intensidad y estructura sin que se caiga el andamiaje.
Un nuevo baloncesto en todos los sentidos
El baloncesto de 2025 es más rápido, más espaciado y más exigente.
● 42.1% de los tiros son triples (récord histórico)
● Distancia media del tiro por encima del arco: 26.2 pies
● Pantallas con balón se colocan a 25.7 pies del aro
● Defensas cambian en el 24.6% de las posesiones, comparado con solo 7.7% hace una década
Esto obliga a defensores a cubrir más terreno que nunca. La carga física y mental es altísima, y por eso los equipos cortos o con jugadores unidimensionales se quedan atrás.
Dos franquicias que se reinventaron
Ni Thunder ni Pacers tienen un título NBA bajo su actual denominación:
● Indiana: nunca ha ganado un campeonato NBA (ganó 3 en la ABA en los 70s) ● OKC: ganó como Seattle SuperSonics en 1979, pero no como Thunder
Además, ambos figuran entre las 10 franquicias menos valiosas según Sportico:
● Pacers: $3.74 mil millones (puesto 21)
● Thunder: $3.55 mil millones (puesto 24)
Y sin embargo, aquí están. Construidos desde el draft, desde la visión de sus gerencias y con entrenadores (Daigneault y Carlisle) que diseñan sistemas, no dependencias individuales.
Dos cuerpos técnicos que entendieron la evolución
Tanto Rick Carlisle como Mark Daigneault han implementado sistemas donde el colectivo prima sobre el talento aislado. No hay aislamiento forzado, no hay dependencia de jugadas heroicas. Ambos equipos mantienen su ofensiva fluida incluso en los momentos de mayor presión, algo que se ha vuelto su sello.
Daigneault ha rotado y probado combinaciones todo el año, mientras Carlisle ha confiado en su rotación larga sin importar el escenario. Y lo más importante: sus estrellas han comprado la idea. Tanto SGA como Haliburton brillan dentro del sistema, no al margen de él. Ese es el verdadero signo de un proyecto sostenible.
El futuro ya llegó
Esta Final no es solo una definición de campeonato. Es una clase magistral de cómo se gana hoy. Dos equipos de mercados pequeños, con estrellas que no son divas, rosters inteligentes y profundidad real, han desplazado el viejo modelo del superteam.
Ambas franquicias han construido sus plantillas priorizando el desarrollo, la inteligencia táctica y la adaptabilidad en ambos lados de la cancha. Han sabido aprovechar el margen financiero que les otorgan sus jóvenes estrellas. Mientras otros equipos naufragan entre contratos tóxicos o desequilibrios salariales, estos finalistas han demostrado que se puede ganar con eficiencia económica.
Gane quien gane, el futuro de la NBA ya llegó. Ni Indiana ni Oklahoma habían ganado un título de NBA con su identidad actual. Pero al final de esta serie, uno de los dos romperá ese cero. Lo importante es que, más allá del trofeo, ambos han marcado un nuevo estándar de construcción de franquicias ganadoras.
Haliburton y SGA no son solo estrellas: son motores colectivos que hacen que todos brillen. Ninguno de estos equipos llegó aquí por casualidad. Lo hicieron porque entendieron que en la NBA moderna no basta con talento: se necesita estructura, conexión, esfuerzo colectivo… y un plan que todos respeten. Esta Final no solo entrega un campeón. Entrega un mensaje: la era de los equipos versátiles, jóvenes, económicos y sin fisuras ha llegado para quedarse.
Por Natasha Eusebio