¿Justicia o rebelión? Fernando Tatis Jr. y la oscura deuda del béisbol latino.
El astro dominicano Fernando Tatis Jr. desafía en los tribunales a Big League Advance, una empresa que otorga préstamos a jóvenes peloteros a cambio de sus futuras ganancias. ¿Es este un acto de justicia financiera o un conflicto inevitable en un sistema que exprime la necesidad de los atletas latinos?
Un caso que sacude el negocio del béisbol
Fernando Tatis Jr., uno de los rostros más visibles del béisbol mundial, no está solo luchando en el terreno de juego. Ahora también libra una batalla legal contra Big League Advance (BLA), una empresa financiera que lo respaldó cuando era apenas un prospecto en Ligas Menores y que ahora, según sus abogados, quiere cobrarle 34 millones de dólares por un préstamo inicial de apenas 2 millones.
Pero esto no es solo un caso individual. Es una grieta profunda que pone en evidencia una de las prácticas más polémicas y menos reguladas del negocio del béisbol moderno: la compra de futuro a cambio de necesidad presente, especialmente entre jugadores jóvenes y pobres de América Latina.
El origen del problema: hambre, promesas y contratos imposibles
Tatis firmó con BLA en 2017, cuando tenía 19 años y todavía no era una estrella. Como tantos otros peloteros latinos, enfrentaba la incertidumbre de si llegaría o no a Grandes Ligas. BLA ofrecía una solución tentadora: un adelanto millonario a cambio de un porcentaje de sus futuras ganancias en caso de triunfar.
En 2021, Tatis firmó un contrato histórico con los Padres de San Diego por 340 millones de dólares. Según el acuerdo con BLA, debía entregarles el 10% de ese total: unos 34 millones. Años después, el pelotero considera que fue víctima de una trampa financiera: «Estoy luchando esta batalla no solo por mí, sino por todos los que aún persiguen sus sueños», dijo Tatis en un comunicado.
Sus abogados califican la práctica de BLA como «abusiva, depredadora e ilegal bajo las leyes de California», y buscan no solo anular el contrato, sino sentar un precedente que impida a la empresa operar de la misma forma con otros atletas.
Una empresa legal, pero ¿ética? El negocio de comprar el futuro
Big League Advance no es nueva en el béisbol. Ha firmado a más de 700 jugadores, según sus propios registros. Su modelo se basa en un análisis de datos que predice quiénes tienen más posibilidades de llegar a MLB, y les ofrece dinero por adelantado a cambio de un porcentaje de sus ingresos futuros si lo logran.
Para muchos, como el exgrandesligas Francisco Mejía, el acuerdo se convierte en una cadena. En su caso, renunció al 10% de sus ingresos a cambio de apenas 360 mil dólares. Luego intentó demandar, pero retiró el caso.
Los defensores de BLA argumentan que los jugadores firman estos contratos de forma voluntaria, y que los adelantos les permiten cambiar sus vidas cuando aún no ganan nada. Pero para sus críticos, es una forma moderna de explotación: aprovecharse de la desesperación de jóvenes pobres que, sin asesoría legal ni conocimiento financiero, venden su futuro por sobrevivir al presente.
Un problema que va más allá de Tatis: la deuda del béisbol con América Latina
El conflicto de Tatis Jr. no es una excepción. Es el síntoma de un sistema profundamente desigual. Más del 25% de los jugadores de Grandes Ligas nacen en América Latina, muchos de ellos en entornos marcados por la pobreza. A diferencia de sus pares estadounidenses, no cuentan con sindicatos, programas escolares sólidos ni protección legal adecuada en sus países de origen.
El béisbol ha construido una maquinaria global que se nutre del talento latino, pero pocas veces se ha detenido a protegerlo en sus etapas más vulnerables. En este contexto, empresas como BLA operan en una zona gris: son legales, pero su impacto humano y ético está en debate.
¿Qué puede cambiar este caso? Una demanda que podría sentar precedentes
Si Fernando Tatis Jr. gana esta demanda en California, no solo se libraría de pagar millones. También abriría la puerta para anular contratos similares y forzaría a las ligas, academias y empresas a revisar sus políticas de financiamiento a peloteros jóvenes.
Además, su lucha pública podría inspirar a otros jugadores a hablar y cuestionar acuerdos firmados en condiciones de vulnerabilidad. Ya no se trata solo del dinero. Se trata de la dignidad de quienes han sido el alma del béisbol y, muchas veces, su mano de obra olvidada.
Cuando el talento no basta y la justicia se juega fuera del estadio
Tatis Jr. no solo está intentando recuperar parte de su fortuna. Está desafiando un modelo económico que, por años, ha operado en silencio. Y lo está haciendo con el poder de su voz, su fama y el respaldo de las leyes de California. Este no es solo un conflicto entre un pelotero y una empresa. Es un llamado de atención a todo el sistema que alimenta al béisbol profesional.
¿Será escuchado? ¿O el negocio seguirá igual, lucrando con los sueños ajenos mientras la gloria va a unos pocos y la deuda se queda en casa? El tiempo —y los tribunales— lo dirán. Pero si algo está claro, es que Fernando Tatis Jr. acaba de abrir una caja que muchos preferían mantener cerrada.