Una mirada más polémica.
Aunque figura entre los mejores del planeta, el estelar de los Guardians sigue sin enfundarse la franela quisqueyana. ¿Falta de voluntad?, ¿prioridad a su carrera en la MLB? Aquí una visión crítica que va más allá del discurso oficial.
Desde Cleveland, José “J‑Ram” Ramírez confirmó su interés en representar a República Dominicana en el próximo Clásico Mundial de Béisbol 2026, pero su ausencia en ediciones anteriores despierta preguntas sobre las razones reales detrás de su ausencia.
¿Fue realmente el momento?
Lesiones en momentos clave: Después del Clásico de 2023, Ramírez sufrió una operación de pulgar cuyo grado de afectación fue mayor de lo que se describió públicamente . En ese contexto, tanto la gerencia de Cleveland como el propio jugador mostraron cautela para permitirle regresar a plena forma antes de comprometerse con su selección .
Presión de la gerencia de Cleveland: Chris Antonetti, presidente de operaciones, admitió que hubo incertidumbre respecto al calendario de recuperación, pese a que “si no hubiera sido por la cirugía, J‑Ram habría jugado en el WBC” . El mensaje fue claro: salud primero.
¿O fue también una estrategia de autoprotección?
La postura pública del club y del pelotero ha respetado un discurso institucional, pero recortes delicados aparecerían si se profundiza:
Ramírez se saltó el Juego de Estrellas 2025 para cuidar su tobillo lastimado .
No buscó presionar mediáticamente por ir al Clásico; quizás prefirió evitar controversias o malos entendidos con su equipo. Un perfil más discreto, sin protagonismo mediático innecesario.
Además, en cada edición del Clásico, la República Dominicana ha tenido cubiertas la esquina caliente del infield con estrellas consagradas —Machado, Beltré, Devers o el ascendente Caminero—, lo que complicó aún más su inclusión .
Una nueva oportunidad… ¿otra excusa?
Ramírez declaró: “Nunca he tenido la experiencia de ir a un Clásico, espero que me inviten” . Pero la misma declaración levanta señales de alerta:b“Espero que me inviten”, elude mensaje de compromiso total y puede interpretarse como intento de transferir responsabilidad a selección dominicana.
En el fondo, no se ve una entrega absoluta; más bien, deja abierta la puerta para declinar si la salud o el equipo lo piden.
Recuperación tras operaciones es una posible excusa para no comprometerse con un torneo arriesgado. La competencia interna y profundidad en la posición en Dominicana es una justificación válida, pero también conveniente. Se ha visto que el cuidado de su rendimiento en la MLB refleja su prioridad: su contrato, su equipo y su legado.
Este enfoque sugiere que la postergación de su debut en el Clásico Mundial no fue solo por salud, sino por estrategia profesional, evitando riesgos en pro de su permanencia en la élite de la MLB.
Para el WBC 2026, todo dependerá de que tanto Ramírez como la selección encuentren un interés genuino: su salud plena, ganas reales de comprometerse con Dominicana, y oportunidades reales en el roster. Este giro puede marcar el inicio de su gran oportunidad con la camiseta dominicana… o la reafirmación de sus prioridades en casa.