Por primera vez, la MLB utilizará el sistema automatizado de conteo de bolas y strikes (ABS) en un escenario estelar: el Juego de Estrellas. Con opiniones divididas entre leyendas, pitchers y dirigentes, este podría ser el paso decisivo hacia su implementación oficial en 2026. ¿Se avecina una revolución o el final de una era?
La Major League Baseball se prepara para un hito que podría cambiar la manera en que se juega y se juzga el deporte más tradicional de Estados Unidos. Por primera vez, el sistema de árbitros automatizados —conocido como robot umpires— será utilizado oficialmente en el Juego de Estrellas de este 2025. Aunque el experimento ha estado en curso en ligas menores desde 2019, llevarlo a la gran vitrina del Midsummer Classic representa un paso claro hacia su eventual incorporación en la temporada regular.
La dinámica será simple pero revolucionaria: cada equipo contará con dos desafíos por partido relacionados con bolas y strikes, los cuales conservarán si el sistema les da la razón. Y aunque pueda parecer un recurso limitado, los resultados en entrenamientos primaverales han sido intrigantes: los equipos ganaron más del 52% de sus desafíos, con receptores acertando en el 56% de las ocasiones y los bateadores exactamente en el 50%.
¿Qué opinan los protagonistas?
Tarik Skubal, reciente ganador del Cy Young en la Liga Americana, bromea diciendo que para él, “todo es strike hasta que el árbitro dice lo contrario”. Esta percepción, tan típica entre lanzadores, contrasta con la objetividad milimétrica del sistema automatizado. Paul Skenes, quien será abridor por la Nacional en este All-Star, fue aún más claro: “No deberíamos ser nosotros quienes desafíen eso. Los pitchers siempre creemos tener la razón”.
Desde el punto de vista técnico, el sistema utiliza un algoritmo que calcula la zona de strike en función de la estatura del bateador, estableciendo el límite superior en el 53.5% de su altura y el inferior en el 27%. Este enfoque es más personalizado que la zona cúbica tradicional dictada por el reglamento, una innovación que muchos consideran necesaria en una era donde un Aaron Judge y un José Altuve no pueden ser juzgados por el mismo criterio visual.
Clayton Kershaw, tres veces ganador del Cy Young, apoya esta personalización: “Mientras eso esté bien definido, no tengo problema. Lo probé en algunas rehabilitaciones y funciona”.
El factor humano y la nostalgia
Joe Torre, leyenda viva del béisbol, hoy con 84 años y coach honorífico de la Liga Americana, tiene una visión más pragmática. “Con toda la tecnología que existe, no puedes hacerte el ciego. Ya no se puede justificar un error arbitral al día siguiente”, dijo Torre, quien además fue parte clave del equipo que implementó el replay en 2014.
Eso no le impide recordar, con sonrisa pícara, algunas decisiones cuestionables que beneficiaron a sus Yankees, como el famoso strike convertido en bola que permitió el grand slam de Tino Martínez en la Serie Mundial de 1998, o el legendario home run de Derek Jeter en 1996 gracias a la intervención de un niño fanático.
“¿Feliz de que no existiera robot umpire en ese momento?”, le preguntaron. Torre rió: “Posiblemente…”.
¿Adiós a la polémica o al romanticismo?
El gran dilema gira en torno a lo que el robot umpire significa para el alma del béisbol. ¿Se eliminará la polémica injusta o se le quitará al juego esa pizca de humanidad e imperfección que lo hace único? Para los puristas, es una herejía. Para los tecnófilos, una evolución inevitable.
Lo cierto es que el Comité de Competencia de la MLB, compuesto por 11 miembros —seis de ellos representantes de la gerencia—, ya estudia la implementación total del sistema para 2026. De concretarse, sería el cambio más radical en la forma de arbitrar desde la invención del radar de velocidad.
Y mientras los fanáticos observan atentos el experimento en este Juego de Estrellas, queda la pregunta abierta: ¿estamos presenciando el inicio de una nueva era… o el fin de una gloriosa tradición? La pelota, como siempre, está en el aire.