En redes sociales se ha viralizado la rutina matutina de Ashton Hall, un hombre que se levanta a las 3:54 a. m. y sigue una serie de pasos poco convencionales antes de iniciar su jornada. Entre ellos, destaca sumergir su rostro en agua con hielo dos veces, supuestamente para mejorar su piel y reducir la ansiedad.
Pero, ¿realmente funciona?
Uno de los argumentos a favor de esta práctica es su relación con el reflejo del buceador, una reacción del cuerpo cuando detecta que la cara está en contacto con agua fría. Este mecanismo provoca una reducción del ritmo cardíaco y una redistribución del oxígeno en el cuerpo, lo que podría generar una sensación de calma.
Según el biólogo John Campbell, de la Universidad de Virginia, este reflejo podría ayudar a reducir la ansiedad, aunque no es una solución mágica ni un tratamiento prolongado.
¿Beneficios reales para la piel?
En cuanto al impacto en la piel, meter la cara en agua con hielo puede reducir temporalmente la inflamación, como las ojeras, y darle un brillo momentáneo al rostro. Sin embargo, los dermatólogos advierten que estos efectos son pasajeros y que el uso excesivo de agua fría puede causar irritación o incluso quemaduras por frío.
¿Vale la pena hacerlo?
Si bien una vez al día podría ayudar a despertarse y refrescar la piel, hacerlo dos veces en pocas horas no ofrece beneficios adicionales y podría ser contraproducente.
Además, hay un detalle clave en la rutina viral: para levantarse a las 3:50 a. m. sin afectar la salud, Ashton Hall debería estar durmiendo desde las 7:00 p. m., lo que alteraría su ritmo circadiano. Y, en realidad, el mejor truco para una piel sana y menos ansiedad no es el agua con hielo, sino dormir bien.
(Hipertextual)