Ya sabíamos que el aceite de argán cuida tu piel, pero que también cuida el planeta… eso sí es un notición. Te explicamos por qué.
En el contexto del 10 de mayo se celebra el Día Internacional del Argán, y más allá de ser ese aceitito que ves en shampoos y cremas, lo que hay detrás del “oro líquido” de Marruecos es una historia de resistencia, cultura y sostenibilidad.
Un verdadero superviviente
Crece solo en el suroeste de Marruecos, en una zona árida donde la vida no la tiene fácil. Pero este árbol se la busca como puede. Resiste el calor, la sequía, la erosión y suelta sus frutos igualito. Además de dar sombra, forraje y leña, este árbol milenario regala algo más valioso: el aceite de argán, extraído de sus semillas.
¿Por qué le dicen “oro líquido”?
Porque es raro, valioso y tiene muchísimos usos. En la cocina, realza platos con su sabor; en medicina, ayuda a prevenir enfermedades del corazón; y en el mundo de la belleza… bueno, ya tú sabes: hidrata, suaviza y fortalece piel, pelo y uñas. Una joya.
Un dato inesperado
Pero no solo el aceite es valioso. También lo es quién lo produce: son mujeres rurales, sobre todo de origen bereber, quienes lo extraen de forma artesanal. Ese conocimiento ha pasado de generación en generación y se ha convertido en fuente de ingreso, independencia y orgullo comunitario.
Un árbol, tres impactos
Lo que hace este árbol no es poca cosa:
- Económico: genera empleos sostenibles.
- Social: empodera a mujeres rurales.
- Ambiental: ayuda a conservar la biodiversidad y a luchar contra el cambio climático.

Reconocido por el mundo entero
Por todo lo que representa, el ecosistema del argán ha sido:
- Declarado Reserva de la Biosfera por la UNESCO (1998)
- Reconocido como Patrimonio Cultural Inmaterial (2014)
- Nombrado Sistema Agrícola de Importancia Mundial por la FAO (2018)
- Y desde 2021, tiene su propio Día Internacional en la ONU.