¿Qué es exactamente la isla del encanto? ¿Una colonia? ¿Un país? ¿Un territorio subordinado a Estados Unidos?
Sí. Los puertorriqueños son ciudadanos estadounidenses, pero la relación de su tierra con el resto de Estados Unidos es única y compleja. Un estatus tan particular como delicado: Puerto Rico, pese a estar bajo soberanía norteamericana, no vota por el presidente ni cuenta con senadores o congresistas con derecho a voto.
La isla está atrapada en un limbo que mezcla autonomía limitada con una dependencia política y económica de Washington. Este estatus se conoce como Estado Libre Asociado.
¿Cómo llegó Puerto Rico aquí?
La historia del estatus político de Puerto Rico revela una relación de poder que se remonta al colonialismo y persiste en el siglo XXI.
Tras la guerra hispano-estadounidense de 1898, Puerto Rico pasó de ser una colonia española a convertirse en un territorio bajo control de Estados Unidos. La Ley Foraker (1900) y la Ley Jones-Shafroth (1917) otorgaron ciudadanía estadounidense a los puertorriqueños, pero establecieron límites claros a su autonomía, dejando a la isla sin representación efectiva en el Congreso y bajo un fuerte control externo.
En 1952, la aprobación de la Constitución de Puerto Rico formalizó el estatus de Estado Libre Asociado. Aunque este esquema fue presentado como un avance hacia la autonomía, en la práctica perpetuó la dependencia de Washington.
El Estado Libre Asociado: ¿un modelo en crisis?
Puerto Rico ha realizado cinco plebiscitos para decidir su estatus político: en 1967, 1993, 1998, 2012 y 2017. Los resultados han oscilado entre el apoyo al Estado Libre Asociado y la estadidad, reflejando el conflicto interno sobre el futuro de la isla.
1967: El 60% votó por mantener el Estado Libre Asociado.
1993: Aunque el apoyo bajó al 48.6%, fue la opción más votada.
1998: Una mayoría votó por “ninguna de las anteriores”, rechazando las opciones ofrecidas.
2012: Aunque la mayoría expresó un deseo de cambiar el estatus, el respaldo al modelo actual todavía tuvo peso.
2017: El apoyo a la estadidad alcanzó un 97%, pero con una participación electoral mínima que cuestionó su legitimidad.
A pesar de estas consultas, el modelo enfrenta un desgaste evidente en medio de crisis económicas, sociales y políticas que desafían su viabilidad.
Los desafíos actuales de Puerto Rico
La crisis de la deuda pública y la Junta de Supervisión Fiscal
En 2016, Puerto Rico acumuló más de $72 mil millones de deuda pública. Para enfrentar esta situación, el Congreso de Estados Unidos aprobó la Ley PROMESA, que impuso una Junta de Supervisión Fiscal. Aunque buscaba estabilizar la economía, sus políticas de austeridad han afectado servicios esenciales como educación y salud, generando malestar social
Gentrificación y desplazamiento de comunidades locales
En paralelo, Puerto Rico ha experimentado un aumento en la gentrificación, especialmente tras los huracanes Irma y María en 2017. La llegada de inversionistas extranjeros que aprovechan los incentivos fiscales, como la Ley 22, ha provocado un encarecimiento de la vivienda y el desplazamiento de comunidades locales. Esto ha transformado vecindarios enteros y ha acentuado la desigualdad social en la isla.
“Entre 2014 y 2020, los precios de la vivienda en Puerto Rico aumentaron un 23%, mientras que la media del alquiler subió un 7%. Además, el porcentaje de alquileres a corto plazo se incrementó un 10%, según el último informe del Centro para la Nueva Economía (CNE)” (EFE, San Juan, Puerto Rico, 23 de agosto de 2023, Diario Libre).
Este mismo informe indicó que, entre 2020 y 2022, el Instituto de Estadísticas de Puerto Rico (IEPR) reportó una reducción del 2% en la población de la isla, lo que equivale a una pérdida estimada de 64,000 habitantes.
Bad Bunny y la resistencia cultural
Todos estos problemas afectan profundamente la identidad cultural y la vida diaria de los puertorriqueños. En medio de la desigualdad económica y el desplazamiento, la música y el arte se han convertido en herramientas de resistencia y cohesión social, destacando la lucha por mantener viva una cultura vibrante frente a los desafíos contemporáneos.
Bad Bunny ha convertido su música en una poderosa herramienta de crónica social, abordando temas que trascienden las fronteras de Puerto Rico y de toda América Latina. Sus letras exponen heridas abiertas del colonialismo, evidenciando cómo estas dinámicas de poder siguen influyendo en la región.
Fuentes:
VisualPolitik ¿Se convertirá PUERTO RICO en el estado 51 de ESTADOS UNIDOS? – VisualPolitik
Diario Libre https://www.diariolibre.com/usa/actualidad/2023/08/23/gentrificacion-avanza-a-toda-velocidad-en-puerto-rico/2439804