Santo Domingo, julio de 2025
Desde esta semana, girar a la izquierda en algunas intersecciones del Gran Santo Domingo ya no será una opción. El Intrant ha comenzado la ejecución de una medida que muchos dominicanos consideran “nueva” o incluso “radical”: prohibir los giros a la izquierda en puntos críticos del tránsito capitalino. Pero en realidad, lo que hoy se pone en marcha en República Dominicana es una práctica común en países que han logrado reducir accidentes y agilizar el tráfico urbano.
El plan, parte de la estrategia “RD se Mueve”, arrancó con la eliminación del giro a la izquierda en la avenida Lope de Vega, específicamente en sus intersecciones con Padre Fantino Falcó, Max Henríquez Ureña y Gustavo Mejía Ricart. En las próximas semanas, se extenderá a otras vías como la Tiradentes, Lincoln y Churchill.
Nada nuevo bajo el sol: el “Michigan Left”
Esta maniobra de tránsito, que en redes sociales muchos llaman “medida improvisada”, tiene nombre y apellido en el mundo: “Michigan Left”.
Se originó en el estado de Michigan, EE. UU., en los años 60, y desde entonces ha sido replicado en países como Canadá, Australia, México y Colombia. ¿La lógica? Simple: los giros directos a la izquierda congestionan, generan puntos ciegos y multiplican las probabilidades de choques. La solución ha sido eliminar ese cruce directo y reemplazarlo por un giro en U más adelante, combinado con una entrada controlada a la vía deseada.
Este rediseño ha permitido, por ejemplo, en ciudades como Detroit, reducir en más de 40 % las colisiones en intersecciones con alto flujo. Y en otros países, ha significado mejoras sustanciales en tiempos de traslado, sin necesidad de construir pasos a desnivel ni elevados costosos.
¿Y en RD?
El Intrant lo ha dicho con claridad: esto no es un invento dominicano, sino una adaptación. El país está comenzando a aplicar lo que ya funciona en ciudades que enfrentaron problemas similares y lograron resultados.
Claro, nuestro contexto es distinto: las calles son más estrechas, la educación vial es débil y la informalidad del transporte complica todo. Pero eso no significa que las soluciones probadas afuera deban ser descartadas.
Lo que sí requiere esta medida es coherencia, pedagogía y tiempo. De poco servirá prohibir giros sin señalización clara, sin agentes capacitados y sin rutas alternas bien pensadas.
¿Choque cultural o modernización?
Muchos conductores han mostrado su incomodidad. En redes se repiten frases como:
– “Me hacen dar mil vueltas innecesarias”
– “Esto es un invento más para ponernos grúas”
– “¿Quién pensó en esto?”
Pero lo cierto es que, en buena parte del mundo, los ciudadanos no giran a la izquierda como parte de su rutina diaria, y no lo ven como un castigo, sino como una manera de llegar más rápido, sin peligro y con menos estrés.
Como toda transformación urbana, esta no será perfecta desde el inicio. Se cometerán errores, habrá desajustes y probablemente algunos tapones inesperados. Pero cuestionar algo solo porque es nuevo para nosotros, no significa que no sea útil.
Conclusión
La decisión de eliminar los giros a la izquierda no es improvisada, ni exótica, ni caprichosa. Es parte de una tendencia mundial para hacer que las ciudades funcionen mejor. El reto no es si estamos listos para dejar de girar a la izquierda, sino si estamos listos para cambiar la manera en que pensamos la movilidad urbana.
Lo que hoy comienza en Santo Domingo no es una novedad global. Es apenas el intento de ponernos en la dirección correcta.