Santo Domingo. – Durante más de 20 horas, el kilómetro 9 de la autopista Duarte fue el centro de una operación técnica de alto nivel. No fue un trabajo cualquiera, se trató del izamiento completo de una estructura peatonal que exige precisión milimétrica, planificación previa y condiciones estrictas de seguridad.
La jornada implicó cierres parciales y totales que se sintieron con fuerza durante el fin de semana. Tapones largos, tránsito lento y desvíos marcaron el pulso de una vía por donde circulan diariamente miles de vehículos que conectan el Gran Santo Domingo con el Cibao y el resto del país.
Más que hierro, seguridad
Hubo incomodidad, sí. Pero también hubo una razón de peso, colocar una estructura que permitirá a peatones cruzar de manera segura uno de los tramos más peligrosos y congestionados de la autopista Duarte. Una obra pensada para salvar vidas, ordenar el tránsito y reducir riesgos históricos en la zona.
Las brigadas del Ministerio de Obras Públicas y Comunicaciones trabajaron sin pausa, de día y de noche. Ingenieros, técnicos y obreros ejecutaron una maniobra que no admite improvisación, porque cualquier error se paga caro cuando se trabaja sobre una de las principales arterias viales del país.
El impacto vial del fin de semana fue parte del costo temporal de una solución permanente. Los tapones, aunque molestos, fueron el precio de avanzar en una infraestructura que prioriza la seguridad del peatón y la movilidad a largo plazo.
El izamiento fue concluido con éxito. El puente ya está en su lugar y el kilómetro 9 da un paso firme hacia un tránsito más humano, más seguro y mejor organizado. A veces, para mover una ciudad hacia adelante, hay que aguantar un poco… pero el resultado vale la pena.
