Mientras el país entero intenta digerir la magnitud de lo ocurrido en la discoteca Jet Set, un grupo de hombres y mujeres no ha parado ni un segundo desde la madrugada del lunes: los cuerpos de rescate.
Miembros del 9-1-1, Defensa Civil, Bomberos, Cruz Roja, Ejército y la Policía Nacional han trabajado sin descanso, removiendo escombros, auxiliando heridos y, lamentablemente, recuperando cuerpos sin vida.
Pero Dominicana no está sola: México, Israel y Puerto Rico han enviado personal especializado que se ha sumado a las labores de rescate y búsqueda de víctimas que aún permanecen bajo los escombros. Su ayuda ha sido un respaldo invaluable en medio del dolor y la urgencia.
Una operación de día y noche
Desde que se reportó el colapso parcial del techo, las unidades de emergencia se movilizaron con rapidez. A pesar de las dificultades logísticas —estructura inestable, escasa visibilidad, riesgo de nuevos derrumbes— el equipo mantuvo su operación activa las 24 horas.
Algunos rescatistas llevan más de 48 horas sin dormir, comiendo lo que pueden entre maniobras y turnándose apenas para descansar unos minutos. Aun así, no bajan la cabeza. Saben que cada segundo cuenta.
La fuerza del deber
La mayoría de estos rescatistas no buscan cámaras ni reconocimiento. Están ahí porque sienten que es su responsabilidad, porque salvar una vida o darle paz a una familia es más importante que cualquier cosa. Su trabajo es silencioso, pero su impacto es enorme.
Un país agradecido
En redes sociales y medios, cientos de ciudadanos han expresado su gratitud a quienes han estado en la primera línea de respuesta. Desde mensajes de aliento hasta donaciones de agua, café o linternas, la solidaridad también ha dicho presente.
¿Qué sigue?
A medida que avanza la remoción de escombros, las autoridades siguen evaluando la estabilidad del lugar y el proceso de identificación de víctimas. Los rescatistas, por su parte, continúan hasta que el último cuerpo sea recuperado.
Porque cuando todo colapsa, ellos son los que se quedan.
Gracias, rescatistas. Gracias por no rendirse.