InicioNacionalesEscándalo por video grabado en escuela pública: investigación, sanciones y debate social

Escándalo por video grabado en escuela pública: investigación, sanciones y debate social

Santo Domingo. Lo que comenzó como un video musical terminó convertido en un escándalo nacional. La utilización de un centro educativo en Invivienda como escenario de un material con contenido sexualmente sugestivo destapó una serie de cuestionamientos sobre el control, la seguridad y el respeto a los espacios destinados a la enseñanza.

El origen de la controversia

La polémica se desató tras hacerse viral un audiovisual en el que aparecía la artista dominicana Pamela Sandoval, conocida como Shupamela, junto a la intérprete urbana MenorQueen. La pieza fue filmada en las instalaciones de la escuela Liliam Portalatín Sosa, lo que provocó indignación en la opinión pública.

Según informó Diego Pesqueira, vocero la Policía Nacional, la grabación ocurrió el 7 de septiembre alrededor de las 2:00 p.m.. Las artistas habrían ingresado al plantel con vestimenta formal, alegando que contaban con un permiso para una actividad. Una vez dentro, se cambiaron de ropa y rodaron las escenas que más tarde desataron el rechazo social.

La versión de la artista

Ante la ola de críticas, Shupamela emitió un comunicado en redes sociales en el que aclaró que no tuvo injerencia en la elección del lugar ni en la organización del rodaje.

“Como artista, simplemente me presenté el día del rodaje y seguí las instrucciones del director y del equipo de producción, como es habitual en estos casos”, expresó.

Aseguró que le informaron que el video sería grabado en un edificio abandonado, por lo que desconocía que se trataba de un centro escolar. Tras la reacción pública, optó por retirar el material de las plataformas digitales.

Sandoval enfatizó que nunca fue su intención faltar el respeto al sistema educativo ni a la comunidad, y manifestó su disposición a colaborar en las investigaciones.

La respuesta del Ministerio de Educación

El Ministerio de Educación (MINERD) confirmó que efectivamente el audiovisual fue grabado en la escuela y calificó la acción como una violación directa a la formación y educación en valores, así como a la integridad y al interés superior de los niños, niñas y adolescentes.

Tras una investigación interna, la institución dispuso la suspensión de funciones de varios servidores del centro educativo, incluidos coordinadores y personal administrativo, a quienes se les atribuye responsabilidad en el uso indebido de las instalaciones.

Además, el MINERD informó que presentará denuncia ante el Ministerio Público para determinar las responsabilidades penales de los involucrados. También anunció que pedirá a la Comisión Nacional de Espectáculos Públicos la prohibición de la difusión del video, con el fin de evitar un mayor impacto en la comunidad educativa.

El ministro de Educación enfatizó que los planteles son espacios sagrados e inviolables, dedicados exclusivamente a la enseñanza, y que no se permitirá que se repitan incidentes de esta naturaleza.

La dimensión del problema

El caso ha reavivado el debate sobre el nivel de control y supervisión en las escuelas públicas. ¿Cómo fue posible que personas ajenas a la institución ingresaran a las instalaciones? ¿Dónde fallaron los protocolos de acceso?

La indignación ciudadana se combina con la preocupación de expertos en educación, que advierten sobre la necesidad de reforzar la seguridad en los planteles y establecer sanciones ejemplares que sirvan de precedente.

En paralelo, el MINERD anunció la creación de una comisión especial para revisar las normativas actuales y recomendar medidas más estrictas contra el uso inapropiado de los centros escolares.

Un mensaje en construcción

Más allá de las sanciones inmediatas, este episodio se ha convertido en un símbolo de alerta. La escuela, concebida como un espacio de formación y protección, quedó expuesta como escenario de improvisación y negligencia.

La pregunta que ahora flota es si el caso servirá como punto de inflexión para garantizar que nunca más un plantel educativo se vea envuelto en situaciones ajenas a su misión.

Lo cierto es que, con medidas en marcha, la sociedad espera respuestas claras y resultados concretos. Porque en el fondo, más que un video, lo que está en juego es la confianza en que las escuelas sigan siendo lo que siempre debieron ser: territorios intocables del aprendizaje y el respeto.