La búsqueda de esperanza de cientos de numerosos padres se convirtió en una pesadilla cuando la verdad salió a la luz: Elizabeth Silverio, quien se presentaba como una prestigiosa neurocientífica, resultó ser una impostora.
Elizabeth Silverio, una dominicana conocida por dirigir un centro de terapias para niños con Trastorno del Espectro Autista (TEA), fue acusada de falsificar títulos académicos y ejercer sin la debida formación en medicina. Silverio, quien dirigía el centro «Knowledge Land Kogland», alegaba tener credenciales en neurociencia y especializaciones en salud mental, las cuales resultaron ser fraudulentas.
¿Cuándo empezó a descubrirse?
El caso comenzó a salir a la luz gracias a una investigación periodística de Nuria Piera en 2023, que reveló que Silverio no poseía los títulos ni la formación que afirmaba tener. A raíz de esto, fue acusada de estafa, falsificación de documentos y ejercicio ilegal de la medicina. Las acusaciones indicaron que, entre 2021 y 2023, ella operó el centro ofreciendo tratamientos costosos a padres de niños con TEA, quienes invirtieron grandes sumas de dinero en terapias que no cumplían con los estándares requeridos.
“Nadie edifica su felicidad bajo el dolor ajeno”
“Nadie edifica su felicidad bajo el dolor ajeno”, expresó una madre que se trasladó diariamente con su hijo al centro de terapias dirigido por Silverio. Relató que durante ocho meses confió en sus servicios.
Esta madre destacó que la imputada se benefició económicamente a expensas de quienes buscaban ayuda para sus hijos, describiendo una inversión de entre 8,000 y 12,000 dólares en tratamientos que resultaron ser fraudulentos.
Familias enteras confiaron su bienestar en alguien que no solo les prometió ayuda, sino que les cobró sumas elevadas por terapias que nunca estuvieron respaldadas por la ciencia. Entre las víctimas están: Yeimy Durán Rodríguez, Basilia Ortiz Núñez, Reginaldo Alcántara Betances, Samanta Moquete Duval, Jesús Manuel De Óleo Guerrero, Milicet Chantal Abreu Beato, Germaine Russell Martínez,y muchos otros.
Condena y configuraciones penales
El Tercer Tribunal Colegiado del Distrito Nacional condenó esta semana a Elizabeth Silverio a 7 años de prisión y al pago de 2 millones de pesos como indemnización a cada víctima, por hacerse pasar por “psicóloga” y “neurocientífica” en el Centro de Terapias Neurocognitivas y Psicopedagógicas Knowledge Land (Kogland). La jueza, al leer las motivaciones de la condena, destacó que los testigos confirmaron haber visto los diplomas universitarios supuestamente falsos que Silverio exhibía, los cuales indicaban que tenía estudios en neurociencia.
Además, el tribunal consideró el artículo 405 del Código Procesal Penal sobre la estafa, al determinar que Silverio cometió uno de los ejemplos más habituales de fraude en perjuicio de los menores de edad atendidos, al ejercer en su «falsa calidad de médico». También se comprobó la violación de la disposición 7 del artículo 157 de la Ley 42-01 General de Salud, que prohíbe el ejercicio médico sin la debida cualificación, reafirmando la gravedad de su falta.
¿Una lección aprendida?
El caso de Elizabeth Silverio deja una lección contundente sobre la necesidad de reforzar los controles en el sistema de salud. La confianza de los pacientes, especialmente en situaciones tan delicadas como el tratamiento de niños con condiciones neurocognitivas, no puede tomarse a la ligera. Este escándalo revela fallos en la supervisión y regulación de las prácticas médicas, lo que permitió que una persona sin la debida formación ejerciera por tanto tiempo.