EsquinaRD. – Hoy se conmemora el Día Mundial del Turismo y, más allá de ser una fecha en el calendario, es una oportunidad para mirar lo que nos define como nación: hospitalidad, belleza sin filtro y un patrimonio natural que nos convierte en el corazón del Caribe. La República Dominicana no solo es playas, es un viaje profundo hacia montañas, ríos, bosques y cuevas que nos enseñan a convivir con la grandeza de la tierra.
Más de una cuarta parte de nuestro territorio está bajo protección, lo que confirma que somos un país que, además de recibir al visitante con los brazos abiertos, lo invita a caminar con respeto sobre huellas de siglos.
Uno de esos tesoros es Los Haitises, en Samaná. Navegar entre sus manglares es como recorrer un libro abierto de historia y vida. Mogotes verdes emergen del agua, mientras las cuevas guardan vestigios taínos que nos recuerdan nuestras raíces.
Destinos de ensueño
Si seguimos la ruta hacia la montaña, nos encontramos con Jarabacoa, la llamada “Ciudad de la Eterna Primavera”. Allí el aire fresco abraza con un respiro distinto. Ríos caudalosos, saltos como Jimenoa y Baiguate, y bosques de pinos hacen de esta zona un refugio perfecto para quienes buscan adrenalina con rafting o serenidad con caminatas bajo sombra verde.
Más arriba aún, se alza el Pico Duarte, el techo del Caribe. Subirlo no es solo un desafío físico, es una experiencia espiritual: noches estrelladas que parecen tocarse con las manos, amaneceres que pintan el cielo de fuego y panorámicas que dejan sin palabras. Quien llega a la cima, entiende que la naturaleza también enseña lecciones de humildad.
En el extremo sur, Bahía de las Águilas despliega un espectáculo que roza lo irreal: arena blanca infinita, aguas transparentes y un horizonte que no se cansa de mirarse. Este rincón, dentro del Parque Nacional Jaragua, es prueba de que la belleza más pura está en lo sencillo y en lo protegido.
Clima encantador
Y si de climas distintos se trata, Constanza y Valle Nuevo nos sorprenden con un Caribe frío y montañoso. El aire limpio, los campos que pintan alfombras verdes y los bosques nubosos nos trasladan a paisajes que parecen fuera de lugar… pero que son, en realidad, profundamente nuestros.
Cada uno de estos destinos no solo invita a la aventura; también nos recuerda la responsabilidad de cuidar lo que tenemos. Caminar sin dejar basura, apoyar a las comunidades locales, respetar las normas de las áreas protegidas y valorar cada rincón como un legado vivo es la mejor manera de honrar este Día Mundial del Turismo.
Desde EsquinaRD te hemos mostrado que República Dominicana no es solo un destino, es un sentimiento que se respira en la sonrisa de su gente, en la diversidad de su tierra y en la certeza de que aquí la naturaleza también sabe dar la bienvenida.
