San Francisco (EE.UU.).- El presidente de China, Xi Jinping, utilizó este jueves la cumbre de líderes del Foro de Cooperación Asia Pacífico (APEC) para profundizar sus relaciones con Latinoamérica en un momento en el que Estados Unidos ha relegado la región a un segundo plano.
El líder chino se ha convertido en la cumbre, en la que Estados Unidos ejerce de anfitrión, en una de las figuras más codiciadas- ya se reunió este jueves con sus homólogos de México, Andrés Manuel López Obrador, y de Perú, Dina Boluarte, a los que reiteró su deseo de fortalecer lazos comerciales.
El encuentro entre Xi y López Obrador comenzó con un apretón de manos y con ambos líderes posando sonrientes ante los flashes de las cámaras que intentaban inmortalizar el momento. De fondo, complementaban la imagen dos banderas de México y dos banderas de China. La “amistad” entre China y México Era la primera vez que ambos se veían, ya que ninguno suele salir de su país.
Xi felicitó a López Obrador por el “camino de progreso y reformas” por el que ha llevado a México desde que asumió el poder hace cinco años y expresó su voluntad de llevar las relaciones bilaterales “a un nuevo nivel». Además, Xi destacó la importancia de colaborar en sectores clave como infraestructuras, finanzas y vehículos eléctricos, mientras que López Obrador afirmó que México facilitará la inversión de empresas chinas en el país, según recogen medios estatales chinos.
De acuerdo a esas fuentes, López Obrador fue más lejos e incluso expresó su disposición para fomentar las relaciones entre China y Latinoamérica. En los últimos años, muchas empresas chinas, que se enfrentan a aranceles y restricciones para operar en Estados Unidos, han trasladado parte de su producción a México. De esa forma, China se ha convertido en el segundo socio comercial de México, después de Estados Unidos.
Invitaciones para visitar México y a Perú De la reunión con López Obrador, Xi salió con una invitación para visitar el país en los próximos meses, indicó la Cancillería mexicana en un comunicado. Posteriormente, Xi también logró que Boluarte le extendiera una invitación para realizar una visita oficial a Perú en el marco de la cumbre de líderes de la APEC que se celebrará en Lima en noviembre de 2024.
Además, Boluarte aprovechó el encuentro con Xi para sacar a colación la inauguración en noviembre próximo de la primera etapa del megapuerto de Chancay, que ha sido construido por la empresa china Cosco Shipping y aspira a ser la próxima puerta al comercio entre Suramérica y Asia.
El megapuerto de Chancay es solo uno de los ejemplos de las inversiones en infraestructuras que han hecho en Latinoamérica empresas de China, país que ya ha superado a Estados Unidos como el principal socio comercial de Sudamérica. Por su parte, Xi expresó su interés en que ambas naciones “sincronicen” sus estrategias de desarrollo y fortalezcan la cooperación en áreas como economía, comercio, energía y recursos minerales, según un comunicado oficial del Gobierno chino distribuido por Xinhua. La reacción de EE.UU.
Ante el cortejo de China, el Gobierno de Biden trató de responder con cortesía, enfatizando que los países latinoamericanos tienen la libertad de elegir a sus socios comerciales. Preguntado este jueves por EFE, el enviado especial del Clima de EE.UU. John Kerry, restó importancia a las reuniones de Xi, afirmando que Washington prefiere dejar que “el mercado decida”, siempre y cuando no implique una amenaza para la seguridad nacional estadounidense.
“Aceptamos que China es un competidor global y está en el mercado. Nos parece bien, no hay problema”, manifestó Kerry en una mesa redonda con un reducido grupo de medios. Y es que las reuniones de Xi con Boluarte y López Obrador se producen justo dos semanas después de que el presidente estadounidense, Joe Biden, invitara a la Casa Blanca a los líderes de diez países latinoamericanos y Canadá para establecer un nuevo foro- la Alianza para la Prosperidad Económica en las Américas (APEP).
La APEP, que Biden propuso crear durante la Cumbre de las Américas en Los Ángeles el año pasado, busca abordar desafíos como la migración y potenciar el desarrollo económico. Sin embargo, el alcance de la APEP es limitado, ya que solo ofrece acceso al mercado estadounidense a los países que ya tienen tratados de libre comercio con Washington. Mientras EE.UU. se resiste a abrir su mercado, el comercio entre Latinoamérica y China alcanzó niveles récord en 2022 con exportaciones de 184.000 millones de dólares en mercancías hacia China e importaciones de 265.000 millones de dólares, según un análisis del Centro de Política de Desarrollo Global de la Universidad de Boston. Las relaciones diplomáticas entre Latinoamérica y China también se han fortalecido en los últimos años.
En marzo, Honduras estableció lazos diplomáticos con China y los cortó con Taiwán, siguiendo los pasos de Nicaragua, Panamá, El Salvador y la República Dominicana. Todos ellos han dado la espalda a Taiwán -isla autogobernada que Pekín considera parte de su territorio y que es un aliado clave de Washington en Asia-Pacífico- en reconocimiento del principio de “una sola China».
Este principio es impuesto por Pekín como base de sus lazos diplomáticos con otros países e implica que el único Gobierno chino al que pueden reconocer es el suyo.