Fuente: Diplomacia Activa
EsquinaRD. – 2025 no pasó suave. Fue un año de sacudidas fuertes, decisiones rápidas y pulsos de poder que obligaron a gobiernos y pueblos a reajustarse sobre la marcha. La política internacional se volvió más áspera, menos diplomática y mucho más directa.
Trump, el ruido y el reordenamiento
El regreso de Donald Trump a la Casa Blanca no llegó en silencio. Desde el primer día movió fichas, tensó alianzas y empujó una agenda dura que alteró prioridades globales, forzando respuestas rápidas de socios históricos y rivales estratégicos.
La fe también cambió de acento
Tras la muerte del papa Francisco, el cónclave sorprendió al mundo con León XIV, el primer pontífice estadounidense-peruano. Su elección marcó un giro simbólico en un año donde incluso las instituciones más antiguas sintieron el peso del cambio.
Gaza: tregua con respiración corta
La diplomacia logró un alto al fuego en Gaza, luego de meses de devastación y dolor humano. Aunque permitió ayuda limitada y liberaciones, la calma llegó frágil, mientras el conflicto se conectaba con choques directos entre Israel, Irán y Estados Unidos.
África y América Latina en movimiento
En el Congo, las armas siguieron hablando pese a acuerdos firmados. En paralelo, la derecha avanzó en América Latina, con liderazgos que prometen reformas duras, menos Estado y un nuevo pulso político que ya reconfigura el mapa regional.
Mirando a 2026 sin prisa, pero sin pausa
El mundo entra a 2026 menos multilateral, pero más interconectado. Entre crisis y urgencias, la oportunidad sigue viva: pensar con cabeza fría, apostar por instituciones firmes y entender que, si todo está conectado, también lo está la posibilidad de construir algo mejor.

