El presidente Donald Trump tomó una medida poco común: llamó a 2,000 soldados de la Guardia Nacional para apoyar el control de las protestas contra las redadas migratorias en California. Lo llamativo es que esta convocatoria se hizo sin la autorización del gobernador Gavin Newsom, algo que no ocurría desde 1965.
Por lo general, los gobernadores tienen el control sobre estas fuerzas en sus estados, pero Trump utilizó un poder federal que le permite actuar en casos de “rebelión” o cuando se obstaculiza la aplicación de la ley, según el Código de Estados Unidos.
Gavin Newsom, gobernador demócrata, criticó duramente la acción presidencial. Dijo que esta medida es “incendiaria” y solo aumentará las tensiones, además de debilitar la confianza de la ciudadanía.
Por su parte, la secretaria de prensa de la Casa Blanca, Karoline Leavitt, justificó el despliegue, acusando a las protestas de ser “turbas violentas” que atacaron a las fuerzas federales. Según ella, la Guardia Nacional está allí para restaurar el orden y proteger a los agentes.
Contexto: las protestas y redadas migratorias
Las manifestaciones en California no son nuevas. Este fin de semana, miles salieron a las calles para rechazar las redadas federales que están deteniendo a inmigrantes en zonas hispanas de Los Ángeles, muchas veces con apoyo policial y de agencias federales.
Estas redadas han sido especialmente fuertes en áreas con alta concentración latina, como el Distrito de la Moda, donde decenas de personas fueron arrestadas. Las imágenes de gases lacrimógenos y enfrentamientos con activistas han circulado en redes y medios, aumentando la tensión social.
Un precedente histórico y preocupaciones legales
El uso de la Guardia Nacional por parte del presidente sin el permiso del gobernador tiene un precedente lejano: en 1965, Lyndon Johnson desplegó tropas en Alabama para proteger manifestantes de derechos civiles. Desde entonces, esta medida ha sido excepcional.
Expertos legales y figuras como el decano Erwin Chemerinsky consideran esta acción “escalofriante”, porque implica militarizar la respuesta a protestas dentro del país, algo que podría limitar el derecho a la disidencia.
La administración Trump y su política migratoria
Desde que regresó a la Casa Blanca, Trump ha mostrado una postura dura con la inmigración, y esta acción en California es un reflejo más de esa estrategia. En el pasado, sugirió usar soldados para controlar protestas nacionales y reforzar las fronteras.
El despliegue militar, además de la Guardia Nacional, podría incluir tropas regulares, según la orden presidencial, con infantes de Marina en alerta máxima cerca de Los Ángeles.
Redadas masivas en Los Ángeles: impacto y reacción
En paralelo, el Servicio de Control de Inmigración y Aduanas (ICE) llevó a cabo varias redadas en zonas hispanas de Los Ángeles, arrestando a más de 45 migrantes. Estas operaciones, coordinadas con el FBI y la DEA, generaron protestas y denuncias de “terror” por parte de activistas.
Las autoridades locales y líderes como la alcaldesa Karen Bass denunciaron las tácticas, que han generado miedo en la comunidad y preocupación por las familias afectadas.
Una meta ambiciosa y controvertida
El gobierno de Trump busca llegar a 3,000 arrestos diarios en sus operativos migratorios, una cifra que ha generado fuerte rechazo, sobre todo porque muchas detenciones son de personas que no representan riesgos.
Esta política ha encendido debates sobre derechos humanos, justicia y la militarización de la seguridad interna, temas que siguen en el centro de la atención pública en California y en todo EE.UU.