Un terremoto de magnitud 7,7 ha sacudido este viernes Birmania y Tailandia, causando la muerte de al menos 20 personas en Birmania y tres en Tailandia. El epicentro se localizó cerca de la ciudad de Sagaing, en Birmania, a solo 16 kilómetros de distancia y con una profundidad superficial de 10 km, según el Servicio Geológico de Estados Unidos (USGS).
El potente sismo provocó graves daños en la infraestructura. En Birmania, las calles quedaron surcadas por grietas profundas, y varios edificios se derrumbaron, incluidos el conocido Puente Ava y otros edificios importantes. El hospital general de Naipyidó, la capital de Birmania, ha recibido cientos de víctimas, mientras los médicos luchan contra la saturación de pacientes.
Situación crítica en hospitales y atención a víctimas
En el hospital general de Naipyidó, los heridos están siendo atendidos fuera de las instalaciones, debido a la falta de espacio, en camillas improvisadas. «Nunca vi nada parecido. Estamos intentando manejar la situación», afirmó un médico local. Las víctimas sufren por las lesiones graves provocadas por los escombros caídos y la destrucción generalizada.
Tragedia en Tailandia: mueren tres personas por el colapso de un rascacielos
En Tailandia, tres personas perdieron la vida cuando un rascacielos en construcción se derrumbó en el centro de la ciudad, atrapando a decenas de obreros. Las autoridades tailandesas continúan trabajando en las labores de rescate.
Respuesta internacional y esfuerzos de ayuda
La comunidad internacional ha reaccionado rápidamente ante la tragedia. La Unión Europea, Francia e India ya han expresado su disposición a enviar ayuda a las víctimas y a las autoridades de Birmania. La situación sigue siendo grave, y se espera que el balance de muertos y heridos continúe aumentando a medida que se accede a las zonas más afectadas por el desastre.
El jefe de la junta de gobierno de Birmania, Min Aung Hlaing, visitó el hospital de Naipyidó para observar de cerca la situación y coordinar esfuerzos de rescate, mientras la población sigue lidiando con las secuelas del desastre.
(Ácento)
