EsquinaRD. – Hoy en Estados Unidos se celebra Thanksgiving, el día que vacía oficinas, sube el tráfico en los aeropuertos y junta a las familias alrededor de una mesa que siempre parece sacada de una película. Pero más allá del pavo, el gravy y las compras del viernes, esta fecha tiene un peso cultural enorme que cruza generaciones.
Un día para dar gracias
Thanksgiving — o el Día de Acción de Gracias— nace como una tradición del siglo XVII, cuando colonos ingleses y pueblos indígenas comparten comida en señal de paz y gratitud por una buena cosecha. Hoy, esa historia se convierte en un ritual nacional donde la gente agradece lo bueno que tiene, lo vivido en el año, lo que supera y lo que viene en camino.
Es una fiesta que no depende de religión ni política: es más emocional, más humana. Es sobre familia, unión y memoria.



La logística del día: pavo y calor familiar
En la práctica, Thanksgiving enciende una rutina muy de ellos, muy americana:
— Un pavo gigante horneándose desde la mañana.
— Side dishes que cada familia jura que “nadie los hace igual”.
— Fútbol americano en la TV, casi obligatorio.
— Reencuentros con gente que no ven desde hace un año.
— Y al final, esa mesa larga donde todos dicen una cosa por la que están agradecidos.
Es una mezcla de nostalgia, comida y tradición… y sí, también una excusa perfecta para comer como si no hubiese mañana.
Un respiro emocional antes del ruido navideño
Thanksgiving funciona como un respiro, un momento de pausar y revisar el año con cariño. En un país donde la vida corre rápido, este día actúa como un ancla emocional: te sienta, te calma y te recuerda que no todo es corre-corre.
De hecho, muchas familias lo ven como el verdadero inicio de la temporada navideña: después de la cena, llegan los árboles, las luces, los villancicos y el famoso Black Friday, que cada año rompe récords de tráfico y compras.
¿Por qué importa tanto?
Porque, en esencia, Thanksgiving confirma que la gratitud sigue siendo un lenguaje universal. No importa si vives en Nueva York, Boston o Miami, ni si celebras a lo grande o con algo sencillo, la dinámica es la misma… dar gracias, reconocer lo que te sostiene y abrazar lo que todavía está en construcción.
En tiempos de división, tensión social y agendas apretadas, un día dedicado a agradecer se siente como un lujo espiritual.Thanksgiving no es solo una cena. Es una pausa. Una tradición que une. Una oportunidad para mirar alrededor y decir: “Con todo y todo… estamos aquí. Y seguimos pa’lante.”

