La Habana (EFE).- Naciones Unidas advirtió a los países de América Latina y el Caribe que al menos durante las próximas cuatro décadas van a producirse cada vez más olas de calor, inundaciones, sequías y huracanes, e instó a los Gobiernos de la región a establecer sistemas de alerta temprana.
Petteri Taalas, secretario general de la Organización Meteorológica Mundial (OMM), una agencia de la ONU, hizo esta advertencia en una entrevista a EFE en el marco de la XIV Convención Internacional sobre Medioambiente y Desarrollo que se celebra esta semana en La Habana.
“Tenemos que adaptarnos al cambio climático, porque esta tendencia negativa en los patrones meteorológicos va a seguir hasta la década de los 60 hagamos lo que hagamos, lo que significa que veremos más olas de calor, veremos más inundaciones, sequías, y huracanes de mayor intensidad”, señaló Taalas.
La necesidad de adaptarse
Entre estas medidas de adaptación destaca que en todos los países de América Latina y el Caribe debe establecerse sistemas de alerta temprana, porque en la actualidad “solo una fracción” de las naciones de esta región cuentan con tecnología apropiada en este ámbito.
Según la OMM, agregó, estos sistemas deben servir para detectar “múltiples peligros”, incluyendo “riesgos meteorológicos, hidrológicos, geofísicos y oceánicos”, pero además deben prever el impacto de estos fenómenos en “la agricultura, la seguridad pública, el transporte, la salud pública y el sector energético”.
Aquí, añadió que algunos países necesitan mejores sistemas de medición meteorológica, ámbito en el que podrían ayudar las economías industrializadas, con tecnología más actual.
“Tenemos que mejorar la situación en esta región, especialmente en los países del Caribe”, agregó Taalas, quien subrayó que los países más vulnerables son los estados isla del Caribe -por las tormentas tropicales y la subida del nivel del mar- y Brasil, por la cuestión de la deforestación.
Latinoamérica no es ajena a los récords del mundo
El secretario general de la OMM afirmó que es “casi seguro” que en los próximos cinco años se romperá el récord global de temperaturas y agregó que recientemente ya se marcan registros históricos diarios.
Según Taalas, los estudios científicos indican que hay un 66 % de probabilidad de que en los próximos cinco años se supere ya, de forma puntual, el límite de 1,5 grados centígrados de subida de las temperaturas con respecto a los niveles preindustriales, uno de los límites que se marca el Acuerdo de París contra el calentamiento global.
“Ha habido un aceleramiento del cambio climático” en América Latina y el Caribe, afirmó el secretario general de la OMM, quien alertó de los “crecientes impactos” del calentamiento global, que traen pérdidas humanas y económicas.
En cuanto a la mitigación de los efectos del crisis climática, Taalas abogó por “dejar de emplear combustibles fósiles” y, en esta parte del mundo especialmente, “dejar de deforestar la Amazonía”, dos problemas que elevan el CO2 en la atmósfera, una de las principales causas al calentamiento global.
Un “círculo vicioso” de la crisis del clima
Taalas presentó en la convención de La Habana el tercer informe anual de la OMM sobre el estado del clima en América Latina y el Caribe, que asegura que las sequías, los ciclones, el deshielo de glaciares y los incendios forestales son cada vez más graves en la región.
La OMM indica que esto está creando un “círculo vicioso” que acelera el calentamiento global en una zona especialmente vulnerable y llamó a los gobiernos de la región a tomar medidas para que “los sistemas de alerta temprana sean más fuertes y lleguen a las comunidades que más los necesitan”.
En informe da cuenta de que el año pasado hubo “78 peligros meteorológicos, hidrológicos y climáticos”, principalmente tormentas e inundaciones, pero también huracanes, sequías e incendios forestales que dejaron al menos 1.153 víctimas mortales documentadas y daños económicos por valor al menos 9.000 millones de dólares.
El documento destaca los daños causados en 2022 por los huracanes Iona, Lisa e Ian, las lluvias en la ciudad de Petropolis (con 230 muertes), la sequía en la cuenca del Paraná-Plata (la peor desde 1944), la megasequía de 14 años en Chile y los incendios forestales en Argentina, Paraguay, Bolivia y Chile (con las emisiones de CO2 que suponen).