Colombia. – El presidente colombiano Gustavo Petro enfrenta una nueva ola de críticas tras emitir una declaración polémica durante el Consejo de Ministros televisado el pasado 15 de septiembre. La frase, que al parecer pretendía reivindicar la autonomía femenina, ha sido calificada por diversos sectores como ofensiva y reduccionista.
Una frase que encendió el debate
Durante la transmisión oficial, Petro afirmó:
“Una mujer libre hace lo que se le da la gana con su clítoris y con su cerebro. Si sabe acompasarlo será una gran mujer.”
Aunque el mandatario parecía aludir a la libertad sexual y cognitiva de las mujeres, la expresión generó rechazo inmediato en redes sociales. Comentarios como “qué asco” se viralizaron, reflejando el malestar de una parte significativa de la audiencia.
Reacciones desde el feminismo y la oposición
María Cristina Hurtado, profesora universitaria y defensora de derechos humanos, expresó su decepción:
“Soy feminista socialdemócrata de izquierda, voté por este gobierno […] ahora nos dicen ‘feministas de derecha’ por exigir que se respeten nuestros logros.”
Desde el Congreso, el opositor Andrés Forero también se pronunció:
“Solo en el delirante y decadente mundo de @petrogustavo cómo utilizan el clítoris las mujeres es objeto de discusión en un consejo de ministros.”
Un gesto previo ya había generado incomodidad
La controversia se suma a otro episodio reciente en el Cauca, donde Petro colocó su brazo sobre el hombro de Gloria Miranda, directora de Sustitución de Cultivos Ilícitos, mientras hacía comentarios sobre su apariencia física y mencionaba que estaba casada. “La perdimos”, dijo en tono coloquial. El gesto fue interpretado por algunos como una forma de acoso.
¿Reivindicación o reducción?
Para algunos analistas, las palabras del presidente intentan posicionarse como una defensa de la libertad femenina, pero el tono y el contexto han sido considerados inapropiados. El incidente ha reavivado el debate sobre el compromiso real del Gobierno con la igualdad de género, en medio de una creciente tensión entre el discurso oficial y las expectativas de los movimientos feministas.