México ha sido, una vez más, el país latinoamericano con el mayor número de periodistas asesinados en 2024, con un total de cinco víctimas. Esta cifra marca un aumento preocupante en comparación con los dos casos registrados en 2023. El país, que ya lleva años siendo uno de los diez más peligrosos para el ejercicio periodístico, se mantiene como un escenario de altos riesgos debido a la violencia de los carteles de narcotráfico y otros grupos criminales que operan libremente en diversas regiones del país.
El Comité de Protección para Periodistas (CPJ, por sus siglas en inglés), con sede en Nueva York, señaló en su último informe que el aumento de las muertes de periodistas en 2024 ocurrió luego de un periodo de «relativa calma» entre las bandas criminales y los grupos políticos, que se extendió hasta las elecciones de junio de 2024. Sin embargo, la violencia ha vuelto a intensificarse, convirtiendo a México en un lugar de alto riesgo para los periodistas que cubren temas relacionados con el crimen organizado y la política.
Uno de los periodistas asesinados fue Mauricio Cruz Solís, quien fue tiroteado por asaltantes no identificados en la ciudad de Uruapán, en el estado de Michoacán, poco después de haber entrevistado al alcalde. Su muerte resalta el peligro al que se enfrentan los reporteros en zonas controladas por grupos criminales, quienes no dudan en atacar a aquellos que intentan exponer sus actividades.
A pesar de estas cifras alarmantes, la impunidad sigue siendo una constante en México. Según Cristina Zahar Eggers, coordinadora del programa para América Latina del CPJ, el país sigue estando «sistemáticamente» entre los diez con peor historial de impunidad en casos de asesinatos de periodistas. En promedio, el 80% de los responsables de estos crímenes nunca enfrentan la justicia, lo que perpetúa un ciclo de violencia y miedo en el gremio.
Una de las razones de esta impunidad es que, en muchos casos, las autoridades no investigan adecuadamente los crímenes, ni a los sospechosos ni a los detalles que rodean los asesinatos de los periodistas. Esto contribuye a un ambiente de desconfianza y peligro, tanto para los periodistas como para la sociedad en general.
Narcotráfico y bandas criminales: las principales amenazas
México sigue siendo un terreno fértil para los carteles de narcotráfico y los grupos criminales que luchan por el control de territorios estratégicos. Según Eggers, los periodistas que informan sobre estos grupos se convierten en objetivos, ya que las bandas, al sentirse amenazadas por la cobertura de sus actividades, suelen responder con violencia.
El CPJ también subraya que en otras partes de Latinoamérica, como Haití, Colombia y Honduras, los periodistas también enfrentan riesgos similares. Haití, en particular, ha sido señalado por el CPJ como otro de los países más mortales para los reporteros, con un número creciente de muertes violentas debido a la guerra de bandas criminales. Desde el asesinato del presidente haitiano Jovenel Moïse, en 2021, al menos 11 periodistas han perdido la vida, de los cuales ocho fueron asesinados intencionadamente.
Un panorama sombrío para los periodistas en 2024
A nivel global, el número total de periodistas asesinados en 2024 ascendió a 124, la cifra más alta desde que el CPJ comenzó a recopilar estos datos. Este aumento refleja no solo los peligros inherentes al ejercicio del periodismo en países como México y Haití, sino también el impacto de conflictos internacionales, como la guerra en Gaza, que ha resultado en la muerte de 82 periodistas palestinos, asesinados por el Ejército israelí.
Este incremento en la violencia contra los periodistas pone de manifiesto la urgencia de tomar medidas para garantizar su protección. La falta de justicia y la creciente violencia reflejan una realidad sombría, donde informar la verdad puede ser, para muchos periodistas, una cuestión de vida o muerte.
(DW Español)