Washington. – El presidente estadounidense, Donald Trump anunció un bloqueo naval total contra los petroleros sancionados que entren o salgan de Venezuela. La orden, publicada en Truth Social, marca un giro duro y eleva la presión directa sobre el corazón económico de Caracas.
El mensaje fue sin rodeos. Trump dijo que la presencia naval estadounidense en el Caribe seguirá creciendo hasta que Venezuela devuelva a Estados Unidos “petróleo, tierras y activos robados”, dejando claro que el pulso va más allá de simples sanciones.
Un decomiso que prendió la mecha
La chispa estalló el 10 de diciembre, cuando fuerzas estadounidenses incautaron un buque cisterna sancionado que acababa de zarpar de Venezuela cargado de crudo. Washington se quedó con el barco y el petróleo.
Caracas reaccionó con furia. El gobierno de Nicolás Maduro calificó la acción como “robo descarado”, mientras la tensión diplomática subía de volumen y los mercados petroleros sentían el sacudón.

Sanciones, buques fantasma y crudo barato
Estados Unidos amplió el castigo con sanciones a seis empresas navieras y seis buques cisterna. El golpe apunta a la red que permite a Venezuela mover petróleo pese al cerco financiero internacional.
Aislada, Venezuela depende de buques “fantasma”, que venden crudo muy por debajo del precio de mercado para esquivar sanciones. Hoy produce cerca de 930 mil barriles diarios, con China como principal destino.
La flota ya está en posición
Washington tiene una fuerte flotilla desplegada en el Caribe y el Pacífico, liderada por el USS Gerald Ford, el portaaviones más grande del mundo. El mensaje naval acompaña la amenaza política.
Analistas coinciden en que bloquear puertos petroleros complicaría severamente al régimen. Menos exportación significa menos ingresos y un problema técnico mayor: Venezuela casi no tiene capacidad para almacenar crudo.
Advertencia de impacto inmediato
Francisco Monaldi, experto del Instituto Baker, definió la medida como “un escalamiento muy significativo”. Señaló que varios de los buques sancionados estaban en puertos venezolanos cuando se anunció la decisión.
Monaldi explicó que si los barcos deciden no volver, caerían precio y volumen exportado. Sin espacio para guardar petróleo, Venezuela tendría que frenar o cerrar producción, un golpe directo a su ya frágil economía.
Trump cerró su ofensiva con acusaciones graves. Señaló que el petróleo venezolano financia narcoterrorismo, trata, asesinatos y secuestros, y afirmó que el buque decomisado tenía vínculos con Irán y Hezbolá.

