Al menos tres grandes operativos migratorios se llevaron a cabo este viernes en zonas hispanas de Los Ángeles, dejando más de 45 migrantes detenidos.
Los agentes del Servicio de Control de Inmigración y Aduanas (ICE) realizaron redadas con apoyo de la policía y otras agencias federales. Los operativos incluyeron agentes armados y vehículos blindados, lo que provocó enfrentamientos con activistas y miembros de la comunidad.
Activistas de organizaciones como CHIRLA confirmaron que dos de las redadas se hicieron en negocios del Distrito de la Moda, un área de alta actividad latina. Allí, unas dos docenas de trabajadores fueron arrestados mientras se resistían a ser llevados por las fuerzas del orden.
En medio de la tensión, un manifestante cayó al suelo al intentar detener una camioneta que trasladaba a los detenidos. Las imágenes aéreas mostraron cómo los agentes lanzaron gases para dispersar a los manifestantes.
ICE y FBI al frente del operativo
El FBI confirmó que también participó en las redadas, al igual que agentes de la DEA. Según Ron Góchez, director de Unión del Barrio, se trató de “un ataque coordinado y armado que busca crear terror en la comunidad”.
Las redadas comenzaron a las siete de la mañana, con detenciones de jornaleros en el área de Westlake, una zona con fuerte presencia centroamericana y mexicana. También hubo reportes de operativos cerca de escuelas, lo que preocupó a padres y organizaciones comunitarias.
La alcaldesa de Los Ángeles, Karen Bass, criticó duramente los operativos, calificándolos de “tácticas que siembran el terror” en las comunidades migrantes. Aseguró que está en contacto con las organizaciones para apoyar a las familias afectadas.
Por la noche, se convocó una manifestación frente a la cárcel de inmigración en el centro de Los Ángeles, a solo pasos del Ayuntamiento.
Objetivo: tres mil arrestos diarios
Estos operativos son los más grandes desde que Donald Trump volvió a la Casa Blanca con la promesa de reforzar las deportaciones. La meta de la administración republicana es llegar a 3.000 arrestos diarios, aunque las detenciones de trabajadores que no suponen un riesgo han provocado un creciente rechazo.
