Madrid.- España hizo lo que muchos países europeos ni se atreven a discutir: aprobó una ley que deja pedir días libres pagos por dolor menstrual, convirtiéndose en la primera nación del continente en dar ese paso que suena simple, pero pesa.
Una idea grande que nació con fuerza
La norma se votó en 2023 y arrancó formalmente el 1 de junio de 2024. El plan siempre fue claro: si una mujer está doblada del dolor, con náuseas, mareos o fiebre durante la menstruación, puede pedir entre 3 y 5 días de descanso, cobrando el 75% del sueldo por la seguridad social.
Ha sido una forma de reconocer algo que mucha gente ignora porque según la Sociedad Española de Ginecología, 1 de cada 3 mujeres sufre dolores que la dejan fuera de juego.
Un paquete de cambios que movió el avispero
La reforma no llegó sola. También incluyó aborto más accesible desde los 16 años, productos menstruales gratis en escuelas y cárceles, cambios de género en documentos sin tanto papeleo y la prohibición de la gestación subrogada. Era, en resumen, un “vamos a modernizar esto de verdad”.
Pero un año después, la sorpresa: casi nadie usa la licencia.


El dato que nadie esperaba
Desde que entró en vigencia, solo se registraron 1,559 solicitudes en 11 meses. Eso es un promedio de 4.7 personas al día en un país con 49 millones de habitantes. El gobierno dijo que no hubo “avalancha”, sino todo lo contrario: la cosa se estabilizó casi de inmediato, con licencias de apenas 3 días en promedio.
¿Qué pasó? ¿Por qué la ley no agarró vuelo?
Primero, porque quedó amarrada a un detalle que pasó factura: la licencia solo aplica si ya existe un diagnóstico previo, como endometriosis. Si eso no está escrito en el expediente, el médico no puede firmar el permiso.
Para colmo, muchas mujeres cuentan que sus propios médicos no saben cómo funciona el trámite, o que pedir cita el mismo día del dolor es casi imposible.
Y hay otro ingrediente más silencioso pero fuerte: miedo.
En un país con 12% de desempleo, varias mujeres dicen que temen pedir la licencia por miedo a verse “problemáticas” en el trabajo o a que les cierre puertas en una contratación.
España se une a una lista bien corta: Japón, Corea del Sur, Indonesia, Taiwán, Vietnam y Zambia ya tenían licencias menstruales.
La ley está viva… lo que falta es que la gente se anime a usarla.

