El hombre más rico del mundo anunció su renuncia al Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE), justo un día después de criticar la política fiscal del presidente.
Elon Musk decidió bajarse del barco. Este miércoles, el magnate sudafricano anunció públicamente que deja su rol en la Casa Blanca como “Empleado Especial del Gobierno”, cargo que ocupaba desde el regreso de Donald Trump al poder. Lo hizo con una publicación en su red social X, donde agradeció al presidente la oportunidad, pero dejó claro que su misión había llegado al final.
¿Qué hacía Musk en el gobierno?
Musk fue el rostro del controvertido Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE), una iniciativa creada por Trump para recortar el gasto público. Bajo esa sombrilla, el dueño de Tesla y SpaceX lideró una operación que implicó la eliminación de miles de empleos públicos y auditorías agresivas en decenas de agencias.
Según cifras oficiales, logró detectar unos 175 mil millones de dólares en “gastos innecesarios”, lejos de su promesa inicial de ahorrar un billón.
La gota que derramó el vaso
Un día antes de su salida, Musk criticó abiertamente en una entrevista el nuevo plan fiscal impulsado por Trump y los republicanos. Lo calificó como “insostenible” y dijo dudar de que pueda ser “grande y hermosa” al mismo tiempo, como promete el presidente.
La ley en cuestión propone grandes recortes de impuestos, pero sin compensaciones claras, lo que podría aumentar la deuda nacional en más de tres billones de dólares en la próxima década.
¿Una ruptura con Trump?
Aunque la Casa Blanca dice que la relación entre ambos sigue siendo “amistosa”, la luna de miel parece haber terminado. La imagen de Musk como “el primer amigo del presidente” quedó en el pasado. Atrás quedaron los días en los que sus llamadas podían mover decisiones en el Congreso.
El DOGE seguirá funcionando hasta julio de 2026, pero sin su líder estrella.
¿Y ahora qué?
Musk, que ingresó al gobierno como “empleado especial” (una figura temporal regulada por el Congreso desde 1962), ya había insinuado su cansancio. En entrevistas recientes admitió que se equivocó al meterse tan de lleno en la política, y que trabajar en Washington es “desgastante y lento”.
Además, su participación pública le costó caro: Tesla sufrió ataques y bajones financieros, mientras su figura pasó de ícono tech a símbolo del recorte salvaje en la administración pública. Con este anuncio, el empresario más influyente del mundo cierra una etapa breve, polémica y que, para muchos, parecía tan ambiciosa como destinada al fracaso.
(El País)
