La muerte del Papa Francisco activó el protocolo conocido como “Interregno”, que marca el inicio de la transición en la Santa Sede. Su fallecimiento fue confirmado mediante un ritual solemne y se declaró la “sede vacante”. El camarlengo, cardenal Kevin Farrell, asumió el gobierno temporal del Vaticano, y las residencias papales fueron selladas para preservar documentos y bienes.
Un funeral sencillo, pero con matices
Francisco había solicitado un funeral austero: ataúd de madera sin pintar y sin el tradicional triple féretro. Su cuerpo fue embalsamado y expuesto en menos de 24 horas. Aunque evitó ostentaciones en vida, en el velatorio se le colocaron los clásicos zapatos rojos, un gesto que muchos interpretaron como una imposición protocolar.
El funeral del Papa es también el de un jefe de Estado, por lo que asistieron más de 60 mandatarios. República Dominicana estuvo representada por el presidente Luis Abinader, junto a una comisión de cinco personas. Las delegaciones fueron organizadas alfabéticamente, con asientos protocolarios asignados en el recinto religioso.
Legado papal y reconciliación póstuma
Francisco será recordado por su humildad, su cercanía con América Latina y su visión reformista. Su relación con Argentina fue distante, pero incluso sus críticos, como el presidente Javier Milei, decretaron duelo nacional en su honor, lo que muchos vieron como un gesto de reconciliación al final de su pontificado.