El presidente de EE. UU., Donald Trump, aumentó oficialmente los aranceles sobre las importaciones de acero y aluminio al 25%, eliminando las exenciones que existían desde 2018. Esta medida, que afecta a los metales importados de varios países, forma parte de su estrategia para transformar el comercio global y fomentar la creación de empleos en EE. UU. sin embargo, ya ha causado inquietud en los mercados financieros debido a las posibles repercusiones económicas.
Respuestas internacionales: UE y Canadá toman medidas de represalia
La Unión Europea (UE) respondió con contramedidas por valor de 28,000 millones de dólares, que incluirán productos de acero, aluminio, textiles y otros. Estas contramedidas entrarán en vigor el 1 de abril. Canadá, el mayor proveedor de acero y aluminio de EE. UU., impuso aranceles por 20,700 millones de dólares como respuesta a los aranceles estadounidenses. El ministro de Finanzas canadiense, Dominic LeBlanc, declaró que Canadá no se quedará de brazos cruzados frente a estas medidas.
Trump defiende los aranceles como impulso para la manufactura nacional
Trump sostuvo que los aranceles están incentivando a las empresas a invertir en fábricas dentro de EE. UU. y crear empleos. Sin embargo, la caída del 8% en el índice bursátil S&P 500 en el último mes ha generado preocupaciones sobre una desaceleración económica. A pesar de las críticas, Trump sigue defendiendo sus políticas, argumentando que los aranceles traerán más beneficios a largo plazo para la industria nacional.
Impacto de los aranceles en los costos de producción
Aunque los aranceles pueden beneficiar a las industrias del acero y aluminio en EE. UU., también incrementan los costos de los productos fabricados con estos metales, afectando a muchas empresas que dependen de ellos para su producción. Un informe de la Comisión de Comercio Internacional de EE. UU. indicó que las pérdidas de las industrias que utilizan estos metales superaron los beneficios generados por los productores de acero y aluminio en 2021.
