El Departamento de Justicia de EE. UU. priorizará casos de desnaturalización por delitos como fraude a programas médicos, dejando a millones de migrantes naturalizados en un limbo legal.
La administración de Donald Trump sigue endureciendo su postura migratoria. Esta vez, el foco está en los ciudadanos naturalizados: el Departamento de Justicia (DOJ, por sus siglas en inglés) ha emitido un memorando en el que ordena priorizar la desnaturalización de migrantes por haber cometido ciertos delitos civiles, incluyendo fraudes en programas públicos como Medicaid o Medicare.
El documento, fechado el 11 de junio, fue enviado a empleados de la división civil del DOJ y firmado por el fiscal general adjunto, Brett A. Shumate. En él se establece que revocar la ciudadanía estadounidense será una de las cinco prioridades de la agencia, incluso en casos que no sean penales. Esto significa que los acusados no tendrían derecho a un abogado gratuito, como sí ocurre en la vía penal.
¿Qué delitos podrían costar la ciudadanía?
Aunque el memorando menciona crímenes graves como participación en tortura, crímenes de guerra o vínculos con el narcotráfico, también incluye delitos financieros o civiles, como cometer fraude en el sistema de salud pública.
Expertos han levantado preocupaciones sobre la ambigüedad de estas categorías y el amplio poder que se le da a los fiscales para decidir a quién despojar de su ciudadanía. “Estas categorías no limitan la capacidad de la división civil para procesar un caso en particular”, aclara el propio texto, abriendo la puerta a interpretaciones extensas.
Un precedente peligroso
La medida recuerda a prácticas de los años 40 y 50, durante la era del senador Joseph McCarthy, cuando la desnaturalización fue usada para perseguir a personas con supuestos vínculos con el comunismo.
Durante el gobierno de Barack Obama, el uso de herramientas digitales permitió detectar casos en los que solicitantes habían mentido en sus formularios de naturalización. Bajo Trump, sin embargo, este mecanismo se ha extendido incluso a delitos civiles, lo cual genera inquietud por el impacto que podría tener sobre millones de migrantes ya nacionalizados.
Un caso que ya muestra los riesgos
El pasado 13 de junio, un juez revocó la ciudadanía de Elliott Duke, un veterano militar originario del Reino Unido, por distribuir material de abuso infantil antes de obtener la nacionalidad. Duke mintió durante su proceso de naturalización y, tras perder la ciudadanía estadounidense, quedó completamente apátrida, ya que había renunciado a su nacionalidad británica.
“El Departamento de Justicia descubrirá la verdad y lo perseguirá”, advirtió Shumate, en un mensaje que refuerza la postura de tolerancia cero.
¿También van por la ciudadanía por nacimiento?
La intención de Trump de redefinir quién es estadounidense no se detiene ahí. Recientemente, obtuvo el respaldo del Tribunal Supremo en su intento de limitar el derecho a la ciudadanía por nacimiento, consagrado en la Decimocuarta Enmienda. Aunque el fallo no abordó directamente el tema, permitió que decisiones migratorias del Ejecutivo no puedan ser bloqueadas a nivel nacional por cortes inferiores, lo que abre la posibilidad de eliminar este derecho en algunos Estados.
Naturalizados pero no seguros: el nuevo objetivo del plan antiinmigrante de Trump
Abogados y organizaciones en defensa de los derechos migrantes han advertido que este tipo de medidas no solo son peligrosas, sino que podrían afectar también a hijos de ciudadanos naturalizados, generando un efecto dominó dentro de familias ya asentadas legalmente en Estados Unidos.
El debate también ha alcanzado a figuras públicas como Zohran Mamdani, un político demócrata nacido en Uganda, que ha sido acusado por congresistas republicanos de simpatizar con grupos terroristas. Piden incluso retirarle la ciudadanía.
Con esta movida, Trump busca endurecer aún más su narrativa migratoria, apelando a un electorado que respalda políticas más restrictivas. Pero para millones de personas, el mensaje es claro: ni siquiera obtener la ciudadanía garantiza protección.