El Senado de México vivió este miércoles una de las escenas más tensas de los últimos tiempos, cuando la sesión concluyó en una riña entre legisladores que dejó golpes, empujones, amenazas y hasta un camarógrafo lesionado.
El origen del conflicto
La confrontación estalló luego de que el presidente de la Cámara alta, Gerardo Fernández Noroña, negara la palabra al priista Alejandro “Alito” Moreno, lo que llevó a una clausura anticipada de la sesión. Visiblemente molesto, Moreno subió hasta el lugar de la Mesa Directiva y esperó a que se entonara el himno nacional para reclamarle por no haber respetado la lista de oradores.
En ese momento comenzó el forcejeo: Moreno empujó a Noroña y le lanzó manotazos al cuello mientras el presidente del Senado intentaba retroceder para evitar los golpes. El episodio se descontroló cuando el camarógrafo Emiliano González González, colaborador de Noroña, intentó interponerse y terminó en el suelo tras un empujón del priista. Los servicios médicos le colocaron un collarín minutos después.
Más legisladores involucrados
El conflicto no quedó solo en los dos protagonistas. El también priista Carlos Gutiérrez Mancilla se adelantó en medio del tumulto y golpeó tanto a Noroña como al camarógrafo. La diputada morenista Dolores Padierna intentó mediar, pero tuvo que apartarse para no ser alcanzada. Entre gritos de otros senadores que pedían detener la pelea, la escena se convirtió en un verdadero caos.
La senadora Andrea Chávez grabó el momento desde su escaño, evidenciando cómo el legislador del PRI arremetía contra Noroña.
El clima político enardecido
El ambiente ya venía cargado tras la intervención de la panista Lilly Téllez, quien desde tribuna pidió apoyo de Estados Unidos para combatir el crimen organizado en México. Sus palabras encendieron los ánimos cuando calificó a los morenistas como “mafiosos”, “narcopolíticos” y “narcosatánicos”. Desde la bancada oficialista respondieron con gritos de “traidora” y “vendepatrias”.
Versiones opuestas
Tras el incidente, Noroña relató en conferencia de prensa que Moreno no solo lo agredió físicamente, sino que además lo amenazó: “Te voy a partir la madre, te voy a matar”. El presidente del Senado aseguró que, junto a su colaborador, presentará denuncias por agresiones y daños al equipo de comunicación.
Por su parte, Moreno justificó su comportamiento acusando la “cobardía” de Noroña y alegando que lo empujó porque éste “se había portado mal con una senadora”. Sin embargo, el episodio reflejó más bien la profunda crispación política que domina los debates legislativos.
Una señal preocupante
Lo ocurrido en el Senado deja al descubierto el deterioro del debate político en México, donde la confrontación verbal se transformó en violencia física en el recinto que debería encarnar el diálogo democrático. Más allá de las versiones encontradas, la agresión de un senador contra el presidente de la Cámara alta evidencia una peligrosa escalada de los enfrentamientos políticos que, en lugar de fortalecer el Congreso, lo debilitan ante la ciudadanía.