La Habana.- Cuba vivió un terremoto político tras la condena a cadena perpetua del exministro de Economía Alejandro Gil, acusado de espionaje, cohecho y destrucción de documentos oficiales, según informó el Tribunal Supremo Popular.
Los jueces señalaron que Gil también violó sellos oficiales y normas de protección de información clasificada. La nota judicial explicó que el exministro enfrentó su primer juicio entre el 11 y el 13 de noviembre en la capital cubana.
El proceso reveló que Gil manejó información delicada y la puso en manos de “servicios enemigos”, mientras realizaba maniobras para favorecer negocios, recibir pagos extranjeros y manipular estructuras internas del Estado cubano.
Segunda condena y un expediente que siguió creciendo
El Tribunal informó que Gil enfrentó un segundo juicio del 26 al 29 de noviembre, donde lo hallaron culpable de tráfico de influencias, evasión fiscal y falsificación de documentos públicos. Esa causa le valió 20 años adicionales.
Ambas sentencias pueden apelarse en un plazo de diez días, aunque las autoridades dejaron claro que consideran sus acciones como una violación directa a la confianza del país y un daño profundo a la economía nacional.
La caída de un hombre que llegó alto en la estructura cubana
El comunicado oficial detalló que Gil aprovechó su poder para enriquecerse, engañar a la dirigencia y manipular procedimientos internos. Lo acusan de actuar con doble cara mientras acumulaba beneficios y movía piezas dentro del aparato estatal.
El tribunal afirmó que su conducta encaja en el delito de traición a la patria, considerado el crimen más grave dentro del marco penal cubano. Por eso, justificaron una sanción severa que marque precedente.
La investigación que abrió la caja de Pandora
En febrero del año pasado, el Gobierno lo destituyó en medio de críticas a la aplicación de reformas económicas. Un mes después, Díaz-Canel reveló que Gil estaba bajo investigación por “graves errores” vinculados a corrupción.
La Fiscalía confirmó en octubre que enfrentaba once delitos, cerrando así el capítulo de uno de los funcionarios más poderosos en caer en la última década.

