El papa Francisco, fallecido este lunes de Pascua (25 de abril de 2025), dejó clara su última voluntad desde marzo de 2023: no quería ser enterrado como sus predecesores. Nada de tres ataúdes ni de plataformas doradas. Según expresó en su autobiografía Esperanza, deseaba una despedida sencilla, “con dignidad, pero como cualquier cristiano normal”.
Eligió su iglesia favorita: Santa María la Mayor
En lugar de descansar en la tradicional cripta de San Pedro, el Papa pidió ser enterrado en la Basílica de Santa María la Mayor, en Roma. Allí se encuentra la estatua de la Virgen «Regina della Pace», ante la cual rezó más de cien veces durante su pontificado. Francisco quería reposar cerca de esa imagen que tanto lo consoló en vida.
Primer papa en 150 años que no será sepultado en San Pedro
Con esta decisión, Francisco rompe otra tradición más: será el primer papa en casi siglo y medio que no reposará en San Pedro. El último fue Pío IX, trasladado después a otra basílica romana.
Aunque no quiso pompas, el Vaticano permitirá que los fieles se despidan de Francisco en la Basílica de San Pedro. La diferencia es que su ataúd estará cerrado y no elevado sobre ningún catafalco, como sí ocurrió con Benedicto XVI o Juan Pablo II.
Dejó su huella hasta en los funerales papales
En 2024, el Vaticano actualizó el protocolo de entierro de papas con un nuevo documento: Ordo Exsequiarum Romani Pontificis. Las reglas fueron inspiradas en la voluntad de Francisco, quien ya había simplificado el funeral de Benedicto XVI en 2023. Según dijo en entrevistas, “aprovechamos esa ocasión para eliminar todo lo que no es litúrgicamente necesario”.
(DW Español)
