Naciones Unidas.- Rusia y China se mostraron escépticos sobre la necesidad de una fuerza multinacional que ayude a imponer el orden en Haití, y arrojaron así un jarro de agua fría al llamamiento que horas antes había hecho el secretario general de la ONU a los distintos países para formar sin más dilación esa fuerza que asista a la Policía haitiana a restaurar el orden en un país sumido en el caos.
En una sesión celebrada en el Consejo de Seguridad sobre el caso de Haití, el propio ministro de Exteriores haitiano, Jean Victor Geneus, renovó su petición expresa de una “fuerza internacional robusta” de apoyo a la Policía, lo que fue respaldado por casi todos los miembros del Consejo más los países caribeños vecinos invitados a la sesión.
Pero cuando llegó el turno a Rusia, su embajador adjunto Dmitri Polianski volvió de nuevo a ponerse en frente de la opinión mayoritaria compartida por occidentales, africanos y americanos y dijo irónicamente no entender que en un país con un tráfico de armas descontrolado “algunos consideran que la panacea es una fuerza multinacional, cuando la historia demuestra que esas intervenciones extranjeras han hecho más mal que bien en Haití».
Pidió además que se escuche a otras voces en Haití que aseguró existen y que están completamente en contra de intervenciones extranjeras.
Dado el poder de veto que Rusia tiene en el Consejo de Seguridad, es improbable que el Consejo apruebe entonces esa fuerza, que por otra parte está todavía sin concretar al no haberse presentado ningún país como voluntario para liderarla.
El embajador chino, Zhang Jun, no fue tan contundente pero sí se mostró muy escéptico sobre esa eventual fuerza- “Hemos escuchado muchos discursos de apoyo a esa fuerza, pero a ningún país que anuncie acciones concretas, así que parece que van a ser necesarios estudios más en profundidad antes de llegar a una propuesta viable”, además de exigir que sean los haitianos los que decidan su propio destino.
Por la mañana, el secretario general de la ONU, António Guterres, recién regresado de un viaje a Haití y la región, se mostró conmocionado por el nivel de inseguridad que percibió y por las necesidades humanitarias críticas del pueblo haitiano, y por ello pidió a la comunidad internacional actuar “de inmediato” para formar esa fuerza multinacional.
Aclaró que no tendría una misión política ni militar -contrariamente a los “cascos azules»- sino que se pondría al servicio de la Policía haitiana con el fin inmediato de restaurar el orden.
Precisamente en la sesión del Consejo de hoy todos los intervinientes insistieron en que la solución a los problemas de Haití debe partir de los haitianos y de un diálogo político inclusivo, descartando toda injerencia extranjera como las que el país ha vivido en el pasado, pero Guterres quiso dejar claro que la fuerza sería meramente de asistencia policial.
En todo caso, el debate parece ahora superfluo, una vez que Rusia y China, por razones distintas, tienden a rechazar o a posponer cualquier decisión al respecto a la crisis de Haití, y el único consenso internacional unánime que se desprende del debate de hoy es aumentar las sanciones contra los jefes de las bandas delictivas que controlan la mitad de Puerto Príncipe y la renovación de la Oficina integrada de la ONU (Binuh), cuyo mandato expira el 15 de julio próximo.
La petición de ayuda a través de una fuerza multinacional fue formulada el pasado octubre por el Gobierno haitiano y adoptada de inmediato por el secretario general, pero han pasado nueve meses sin que ningún país se haya ofrecido a liderarla ni haya habido propuestas más concretas de disponibilidad para enviar cifras de personal.